Cada 1° de octubre, al conmemorar el Día Internacional de las Personas Mayores, nos enfrentamos a una realidad que no podemos seguir ignorando: los adultos mayores merecen vivir con dignidad, respeto y oportunidades.
En Costa Rica, esta población está en constante crecimiento, con ello surge la imperante necesidad de atender sus necesidades y garantizar su bienestar.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), los mayores de 65 años superan los 576.017. Ese dato supone que 11,2% de los costarricenses se encuentra en ese grupo etario.
Lamentablemente, 2 de cada 10 están en situación de pobreza y el 48,7% no tiene ningún tipo pensión.
A esto se suma que la tasa promedio de quienes cuentan con un trabajo informal en el país es de 38,7%, según el INEC, no obstante, en adultos mayores sube hasta el 66%.
Lo anterior significa que de cada 100 ocupados 60,6 trabajan sin garantías sociales, la consecuencia es que no tienen acceso al seguro de salud, tampoco a una pensión de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), ni a una póliza de riesgos del trabajo.
Para julio de 2022, había un total de 24.066 personas entre los 60 y 64 años, o sea, próximas a la jubilación, que no contaban con seguro, lo que representa el 8% de toda la población que se ubica en este segmento.
Pero ese reflejo de lo que experimentan nuestros adultos mayores puede deberse a varias situaciones, una de ellas, es a la falta de acceso a trabajo digno, por lo que muchos se ven obligados a depender del apoyo económico de algunos familiares, que a menudo son insuficientes para cubrir sus necesidades básicas. A pesar de sus vastas experiencias y habilidades, el mercado laboral tiende a marginarlos, relegándolos a un futuro incierto.
No podemos permitir que quienes han construido nuestra sociedad se vean forzados al abandono, por eso es crucial que el Gobierno asuma como prioridad la creación de políticas sociales que fomenten oportunidades de empleo para los adultos mayores, lo cual no solo promoverá su inclusión en la vida laboral, sino que también les permitirá contribuir activamente a la economía.
Para ello, un sector privado pujante y con confianza es esencial, las empresas deben adoptar una mentalidad inclusiva y valorar la experiencia que los adultos mayores pueden aportar.
Además, es urgente revisar y mejorar el sistema de pensiones, la seguridad económica no debe ser un lujo, sino un derecho fundamental. Es necesario implementar reformas que aseguren pensiones dignas y accesibles, que les brinden la tranquilidad que merecen.
El abandono de los adultos mayores es una realidad dolorosa que se debe erradicar. Fomentar espacios de participación y socialización es fundamental para combatir la soledad y el aislamiento que muchos enfrentan, las comunidades deben ser aliadas en esta causa, promoviendo iniciativas que integren a esta población y reconozcan su valía.
Este Día de las Personas Mayores no debe ser solo una conmemoración, sino un llamado a la acción.
Como sociedad, tenemos la responsabilidad de garantizar que los adultos mayores cuenten con la calidad de vida que merecen. Es momento de unir esfuerzos entre el Gobierno, el sector privado y la comunidad, para construir un futuro donde sean valorados y respetados, no dejemos que su voz se apague, trabajemos juntos por una Costa Rica que honre a quienes nos han precedido.