Mientras que el país y el resto del mundo se encontraban en plena crisis por el covid-19, el presunto líder del caso Fénix iniciaba importantes inversiones y remozamiento en sus instalaciones, que incluyeron la compra de nuevo mobiliario.
Los fondos cuestionados se destinaban a negocios de verdulería, un restaurante, un sport bar, barberías, alquileres de locales y fincas, por mencionar algunos. La mayoría de estos fueron adquiridos durante la pandemia, mientras que otros los remodeló.
Así se refirió el Ministerio Público a las actividades que habría mantenido el imputado de apellidos Segura Angulo en ese período. La mayoría de los argumentos de la parte acusatoria se refieren a presunto lavado de dinero.
Precisamente, la compra de propiedades en plena crisis sanitaria destacó entre los hechos que levantaron sospechas a las autoridades.
Esto quedó expuesto en la audiencia que se lleva a cabo en el Tribunal de la Jurisdicción Especializada de Delincuencia Organizada (JEDO) del Primer Circuito Judicial de San José.
A manera de ejemplo, el fiscal se refirió al lubricentro que el acusado Segura Angulo constituyó junto con el encartado Garro Núñez. El establecimiento ubicado en Cartago se dedicaba al giro comercial de venta de aceites, llantas y accesorios para vehículos.
Otros fondos de los enjuiciados se vincularían a comercios dedicados a la venta de frutas, verduras y una pulpería en San Isidro de El General, en Pérez Zeledón, que aumentaron su capacidad comercial, aparte de las bodegas que pertenecían a los mismos implicados.
Hacienda Fénix
Cabe señalar que una de las posesiones más lujosas de Segura Angulo consistió en el Centro Ecuestre Hacienda Fénix, que registró importantes modificaciones en 2020.
La escritura de dicho bien pasó a manos del Estado en un acto de puesta en posesión valorada en ¢2.000 millones el 11 de diciembre de 2024.
El inmueble se compró con la finalidad de crear un sitio para mantener caballos, donde Segura Angulo inició una importante cantidad de inversiones y mejoras, como construcción de bodegas, cuadras, encierros para ganados tabulados, un amplio corral, un amplio picadero, casas para empleados, entre otros dentro del recinto.
“Pese a que el país y el mundo se encontraban en plena crisis económica por pandemia, empezó a funcionar durante el primer trimestre del año 2020 con los servicios de centro hípico, venta y alquiler de caballos, doma de silla, saltos, clases de equitación, espectáculos ecuestres y similares”, detalló la Fiscalía.
Estas modificaciones no quedaron ahí, pues según el ente defensor a inicios de 2021 el propietario continuó con el desarrollo de la Hacienda Fénix para lo cual montó el proyecto denominado Ganadería GM dentro del mismo inmueble.
“Donde se estableció un negocio dedicado a la adquisición, engorde y comercialización de ganado vacuno en grandes cantidades, principalmente en formato estabulado, para lo cual invirtió en la construcción de miles de metros cuadrados de módulos de establos para los semovientes”, agregó el Ministerio Público.
Ampliaron que dichas instalaciones también tenían corrales, bodegas, almacenamiento de alimentos, combustibles, así como se ejecutó además la adquisición de alrededor de 1.500 semovientes y maquinaria especial para su cuidado, como chapulines, mezcladoras de alimento, un silo y minicargadores, como parte de las nuevas inversiones.
Por su parte José Miguel Villalobos, abogado de ambos imputados, aseveró que realizarán los alegatos pertinentes en el momento correspondiente.
“Lo que puedo adelantar es lo que siempre ha sido la teoría de la defensa. Allá por el 2015 ganamos un juicio que resultó sobreseído por un delito de legitimación de capitales. Es decir, se archivó una causa en la que se alegaba que más de ¢2.000 millones eran del narcotráfico, pero eso no llegó ni a juicio y todo ese dinero puesto a trabajar pues generó una gran cantidad de fondos”, enfatizó el litigante.