Soy una mujer soltera de 23 años. Leí la columna de una muchacha que la pareja la dejó por muchas cosas y por gorda. Usted explicó que en muchos de esos casos la relación se acaba por otros motivos. En mi caso, teníamos dos años de ser novios y yo hasta creí que nos íbamos a casar. Cuando él terminó conmigo me dijo que me quería mucho y que conmigo todo era bonito, pero que me dejaba porque había engordado mucho.
Existen muchos tipos de relaciones entre las parejas. Tradicionalmente las parejas creaban vínculos con el fin de consolidarse a largo plazo, con la mirada fija en conformar una relación estable y si las condiciones lo permitían formar una familia.
Hoy, por el contrario, las relaciones se establecen por múltiples motivos, entre ellos están quienes crean una relación con fines estrictamente lúdicos, así el objetivo es ante todo tener una pareja sexual y contar con alguien con quien pasarla bien en el cada día, pero sin tener ningún objetivo serio a largo plazo.
Este tipo de relaciones abundan en la actualidad y muchos son sinceros desde el inicio en aclarar que “no me interesa nada serio”. Desde luego, que en estas circunstancias el resto de las facetas de la relación son secundarias, el cariño, el bienestar, el convivio armónico, la calidad de la relación pasa a un segundo plano, y es común que el vínculo se disuelva cuando se pierden atributos sexuales, o cuando “aparece alguien mejor” desde el punto de vista sexual o vivencial.
Siempre se deben tener expectativas reales, y congruentes cuando se conforma una relación, tener claro lo que ambos esperan de la relación y que se manejan objetivos comunes, de lo contrario pueden suceder fuertes desilusiones, que muchas veces requieren de ayuda profesional para superarlas.