Conavi ha invertido aproximadamente ¢200 mills. en emergencias
Las fuertes y constantes lluvias ocasionadas por el huracán Rafael y la tormenta tropical Sara causaron cuantiosos estragos en las carreteras nacionales, los cuales han sido atendidos de forma urgente por el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
Según la institución, trabajan en al menos 77 rutas afectadas por derrumbes, inundaciones o daño mayor en infraestructura, como lavado de tierra y ruptura de asfalto; sin embargo, esta cifra podría ser mucho mayor porque aún no se realiza un conteo total.
“De forma puntual y general todavía no hemos podido tener un número preliminar de los daños, sino que es una tabla que estamos actualizando constantemente. En la última actualización tenemos cerca de 77 incidentes en diferentes carreteras”, declaró Cristian Arroyo, director ejecutivo del Conavi.
Además señaló que los daños van “desde problemas pequeños, como algunos deslizamientos, hasta algo más grande como taludes, deformaciones en carreteras, algunas grietas, problemas de alcantarillado y demás”.
La institución aún no determina cuánto costará al Estado intervenir y reparar esas vías, sin embargo, se ha hecho una inversión que ronda los ¢200 millones en reparaciones y limpiezas.
“Son trabajos paliativos en algunos lugares donde ha habido algunas grietas, deformaciones en el asfalto y el clima lo ha permitido. Hemos podido perfilar y emparejar un poco la superficie de ruedo para permitir el tránsito”, comentó el funcionario.
Vías siguen corriendo peligro
Expertos en ingeniería vial aseguran que, pese a que las lluvias hayan cesado su intensidad en los últimos días, los suelos se mantienen saturados de agua, lo que podría generar más deslizamientos e inundaciones, por lo que las carreteras todavía se verían afectas.
Marcial Rivera, jefe de la Unidad de Procesos del Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos (CFIA), explicó que “los suelos nuestros funcionan como un paño, que tiene espacios por dentro y no es sólido. Cuando metemos ese paño en la lavadora, esos huequitos se comienzan a llenar de agua, que no sale inmediatamente, haciendo que pese más”.
Agregó que la falta de inversión en infraestructura y su respectivo mantenimiento es lo que ocasiona el mayor daño a las rutas, pues “nuestro país tiene dos carencias, hay carreteras muy viejas sin todas las técnicas de ingeniería que tenemos ahora”, sumado a que “no todas las carreteras tienen un contrato de mantenimiento preventivo, casi todo es que se viene el derrumbe y lo quito”.
Por su parte, Fabián Elizondo, coordinador de Investigación en Infraestructura del Transporte del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales de la Universidad de Costa Rica (Lanamme), coincide con ese criterio, pues señala que los puentes, taludes, sistemas de manejo de aguas como alcantarillas y drenajes son los que presentarían más daño.
Según el ingeniero, “si la estructura se encuentra permanentemente en condiciones de saturación, su vida útil puede reducirse significativamente”, lo que pondría en peligro la vida humana y el estado de las rutas nacionales.
“Estos elementos en términos generales se diseñan tomando en cuenta una condición de humedad máxima crítica que se ve sobrepasada cuando se presentan eventos puntuales que superan las consideraciones de diseño”, acotó.
Arroyo explicó que esperan un préstamo del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) por $160 millones para obras de emergencia.