Un total de 56 mujeres fueron sentenciadas entre 2020 y 2024 por ingresar drogas a centros penitenciarios; es decir, un promedio de 11 por año.
Hasta el 6 de enero en 2025 hay 23 ingresadas en el Centro de Atención Institucional Vilma Curling por este delito, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Criminología.
Las autoridades carcelarias han reconocido que la mayoría (67%) de personas sorprendidas son de este sexo, lo que refleja una problemática actual.
Nelson Barquero, subdirector de la Policía Penitenciaria, informó que durante el año anterior 1.047 fueron sorprendidas introduciendo teléfonos y drogas a cárceles.
“Eso es importante señalarlo para un estudio que se está haciendo en relación con este tipo de personas que ingresan ilícitos a centros penitenciarios”, dijo Barquero.
El rango de edad de las detenidas en los centros penales tratando de introducir objetos ilegales va de los 20 a los 35 años.
Barquero explicó que en la mayoría de estos casos se trata de féminas amenazadas por grupos criminales, ya sea con hacerles daño a ellas o a sus familiares, por lo cual no tienen más opción que acceder.
Otro de los motivos que han identificado es que los privados de libertad las manipulan y les aseguran que introducir objetos ilegales no es delito, por lo cual a veces alegan ignorancia.
Juan Carlos Arias, viceministro de Justicia y Paz, aseguró que es preocupante la realidad latinoamericana del incremento de participación de mujeres en actividades del crimen organizado.
“Una mujer en estado de vulnerabilidad que va a prisión lo que generamos es un ciclo: deja a sus hijos en estado de abandono, ella cae con antecedentes judiciales, lo que le dificulta insertarse socialmente”, explicó.