Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec), la tasa de desempleo se situó en 6,9% para el IV trimestre de 2024. Esta cifra muestra un ligero descenso en relación con el IV trimestre de 2023 que cerró con 7,3%.
Esta disminución es positiva, sin embargo, sigue siendo altísima e inaceptable. Si no hay empleo, no hay ingreso. Por eso si está alta promueve la pobreza, estimula la delincuencia y aumenta la desigualdad.
Como contraste, en Singapur estuvo en 2,0% durante 2024. Si Costa Rica no la tiene igual que este país, se debe a la mala política económica que impulsan los gobernantes nacionales.
Solo la inversión privada puede generar trabajo. Cuando un empresario lo hace, una parte va al capital físico y otra al humano.
Por tanto, cuando esta tasa es alta es porque no se cuenta con un clima apto para que haya suficiente inversión que absorba la mano de obra desempleada.
Es importante entender que el sector público no crea empleo, sino que, por el contrario, lo destruye.
Esto es así porque el salario del burócrata se financia con impuestos que le arrebata al productivo, es decir, cada puesto que “crea” el público, se financia destruyendo una cantidad mayor en el privado.
Por otra parte, la población ocupada nacional fue 2,23 millones de habitantes, de los cuales 845.000 (38%) laboran en el sector informal de la economía. Otra cifra lamentable.
Ya la economía (ciencia) ha dado la respuesta a las condiciones que lo producen, es decir, para hacerlo no hay que descubrir el agua tibia, contratar consultores, ni recurrir a la OCDE por auxilio.
Como mencioné anteriormente, para reducir el desempleo necesitamos
implementar políticas que favorezcan un clima de inversión a saber: cerrar la mayoría de las entidades públicas que solo sirven para estorbar al sector productivo, reducir y eliminar impuestos, reducir la burocracia, romper la obligatoriedad de cotizar a la CCSS, llevar todos los aranceles a cero (libre comercio), cerrar el Banco Central (Quitar la potestad que tiene el gobernante de emitir dinero y permitir la libre oferta y demanda de dinero), acabar con el Fondo Especial para la Educación Superior (que las universidades se financien con la matrícula), sustituir los regímenes de pensiones de reparto por regímenes de cuentas individuales como en Chile y romper monopolios (Recope, Fanal), monopsonios (ICE en el mercado de generación eléctrica) y oligopolios (Sistema financiero, mercado de seguros y operadora de pensiones) creados por ley.
No seamos mediocres festejando una tasa de desempleo del 6,9%. Tengamos autoestima y exijamos políticas que la lleven al 2%.