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Opinión

Una posible nueva década perdida nos obliga a tomar medidas

Miguel Ángel Rodriguez

El pasado abril, en las reuniones de primavera del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, el primero de esos organismos nos alertó que estos años veinte podrían ser una nueva década perdida.

Ahora se nos ofrece una información detallada en el informe del Banco Mundial “Caída de las perspectivas de crecimiento a largo plazo: Tendencias, expectativas y políticas” que analiza el posible comportamiento de la producción mundial en el primer tercio del siglo XXI. 

Con recurso a diferentes métodos los autores determinan empíricamente la tasa de crecimiento potencial del PIB, definida como el mayor crecimiento que no desata un proceso inflacionario. Lo hacen con la información de una muestra que comprende tanto economías desarrolladas como emergentes y en desarrollo, y obtienen cifras desagregadas para esos dos subgrupos.

La conclusión es que para la economía mundial la tasa potencial de crecimiento en las tres décadas iniciales de este siglo bajaría de 3,5% anual en la primera a 2,6 en la segunda y a 2,2 en la tercera. Para los países emergentes y en desarrollo también se obtiene una preocupante conclusión: el crecimiento potencial baja de 6% a 5% y a 4%.

Esta caída en el potencial de crecimiento de la producción mundial se da por la confluencia de la disminución del crecimiento de la fuerza laboral, por una disminución en la inversión tanto pública como privada y por un crecimiento menor de la productividad.

También estudian los autores el impacto negativo sobre el crecimiento de la producción que se ha dado por la caída en el comercio internacional. De 1990 a 2011 el comercio internacional creció el doble de rápido que la producción mundial, pero desde entonces apenas si ha conseguido crecer a un ritmo similar.

Este estudio del Banco Mundial señala que para el mundo la tasa de crecimiento potencial puede aumentar y llegar en esta década a 2,9% incluso superior a la de la década anterior, con medidas para incrementar la oferta laboral, para aumentar la productividad y para estimular la inversión. Estas medidas pueden aprovechar el cambio hacia una economía sostenible que ponga freno al calentamiento global y el crecimiento y la tecnificación de los servicios. Deben también facilitar el comercio internacional disminuyendo los costos de comerciar que -a pesar de aranceles relativamente bajos- duplican el precio de los bienes importados respecto al valor en el mercado de origen, principalmente por el costo de los fletes y por factores logísticos.

Nosotros contamos con amplias posibilidades de aumentar la participación laboral de mujeres y jóvenes facilitándoles su incorporación y capacitándolos para el trabajo. La mejoría fiscal y una disminución en las tasas de interés, lo mismo que mayor uso de alianzas público-privadas para infraestructura y una restructuración del gasto público pueden aumentar el ahorro y la inversión y proveernos de la infraestructura para bajar los costos del comercio internacional. Hemos ya avanzado significativamente en el desarrollo de servicios de punta, somos exitosos en atracción de inversión directa extranjera y tenemos ventajas por el camino ya recorrido en busca de crecimiento amigable con la naturaleza. Y podemos tomar medidas para acelerar el crecimiento de la productividad. 

Hace 7 años frente al panorama de menor crecimiento mundial indiqué que a pesar de ese panorama estaba en nosotros mismos acelerar nuestro crecimiento, para poder de esa manera generar más empleos formales, disminuir la pobreza y generar más satisfacción a las familias de clase media.

Escribí: “existe mucho campo para incrementar nuestra productividad. No somos, salvo en muy pocos casos, un país productor de bienes que estén en la frontera tecnológica, de bienes que se produce con las tecnologías de punta.

Eso nos facilita el camino para innovar y poder incrementar la productividad total de los factores para que aumente la tasa de crecimiento de la producción.

Pero dependemos de nosotros mismos. Debemos hacer de la innovación, la productividad y la competitividad los fundamentos de nuestro modelo de desarrollo. De ello depende disminuir el alto desempleo y la estancada pobreza. Difícilmente lo lograremos si seguimos haciendo lo mismo.”.

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Lunes 29 Mayo, 2023

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Miguel Ángel Rodriguez

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