Seguramente la mayoría de personas alguna vez ha sufrido con una ampolla, ya sea por el roce en un calzado nuevo, o por mucho caminar, también pueden aparecer al realizar actividades a las que no se está acostumbrado.
Generalmente las ampollas se curan solas en muy poco tiempo, pero cuando son muy grandes el malestar resulta mayor.
Es posible que la fricción sea la culpable, de las ampollas, por caminar o estar de pie durante varias horas al día ejerce presión sobre los talones, las plantas y los dedos de los pies. Cuanto más tiempo se mantenga de pie durante el día, mayor será el riesgo de que se formen ampollas.
En este caso se deben seguir ciertas recomendaciones para aliviar las molestias.
No reventarlas : La piel que recubre la bomba sirve para evitar infecciones, por eso hay que procurar que se mantenga sin estallar y en cuestión de un par de días el cuerpo reabsorberá el líquido que hay en ella.
El empleo de agujas de costura desinfectadas con alcohol o fuego es inadecuado para explotar las ampollas, ya que en un alto número de casos provoca infecciones y retardos en la cicatrización.
Explotarlas es especialmente grave en personas con diabetes, problemas circulatorios o tratamientos inmunodepresores, como los empleados en enfermedades oncológicas, reumatológicas y en trasplantados.
Cuando se reventó: Si por algún motivo la ampolla se revienta, se debe esperar que el fluido salga por sí solo, limpiar alrededor con una gasa estéril y dejarla quedita. En dado caso se puede cubrir el área con una bandita o una gasa, sin embargo, se puede dejar al aire libre y así sanará más rápido.
Las ampollas generadas por una quemadura son muy dolorosas y tienen mayor riesgo de infección, en este caso se debe acudir al médico para que le dé un tratamiento específico y no se automedique.
