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Opinión

Matar al hermano con las palabras

La voz del Arzobispo

 

 

 

En el Sermón de la Montaña, Jesús Maestro nos enseña: “No crean que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud” (Mateo 5,17). Con estas palabras los cristianos nos sentimos interpelados a analizar el verdadero carácter moral y espiritual que derivan de los principios divinos que Jesús profundiza.
Las leyes, en el contexto bíblico, no pueden ser para nosotros simples exigencias rituales o morales; si fuera así volveríamos a caer en la contradicción de los fariseos y no daríamos paso a la ética revolucionaria del amor y de la gracia.
Jesús no deroga la Ley de Moisés, sino que la lleva a plenitud, declarando la ineficacia de la ley del talión “ojo por ojo, diente por diente”.
El Señor quiere que caminemos hacia la plenitud, abriendo nuevos horizontes para la humanidad y revelando plenamente la lógica de Dios. La lógica del amor que no se basa en el miedo sino en la libertad. Jesús no da importancia a la simple observancia disciplinar y a la conducta exterior. Él va a la raíz de la Ley, apuntando sobre todo a la intención y, por lo tanto, al corazón del hombre, donde tienen origen nuestras acciones buenas y malas. Para tener comportamientos buenos y honestos no bastan las normas jurídicas, sino que son necesarias motivaciones profundas, expresiones de una sabiduría oculta, la Sabiduría de Dios, que se puede acoger gracias al Espíritu Santo. Y nosotros, a través de la fe en Cristo, podemos abrirnos a la acción del Espíritu, que nos hace capaces de vivir el amor divino.
Respecto al quinto mandamiento, nos dice nuestro Señor: “Habéis oído que se dijo a los antiguos: ‘No matarás’; pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado” (v. 21-22). “Con esto, Jesús nos recuerda que incluso las palabras pueden matar. Cuando se dice de una persona que tiene la lengua de serpiente, ¿qué se quiere decir? Que sus palabras matan. Por lo tanto, no solo no hay que atentar contra la vida del prójimo, sino que tampoco hay que derramar sobre él el veneno de la ira y golpearlo con la calumnia. Ni tampoco hablar mal de él” (Papa Francisco, 16 de febrero del 2014).
En nuestros tiempos, y con el desarrollo de las nuevas tecnologías, la mentira y el descrédito se han impuesto como práctica. Hay quienes usan los medios y las redes sociales como mecanismos de reforzamiento del discurso de la “infamia”. Una vez montado un enunciado, ya no hay posibilidades de vuelta a atrás para el “difamado”.
Así, matar no solo es atentar contra la integridad física del otro, sino irrespetar su dignidad como persona, menospreciándolo, insultándolo, criticándolo y difamándolo.

*Arzobispo Metropolitano

 

 

 

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 20 Febrero, 2023

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Mons. José Rafael Quirós Arzobispo Metropolitano

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