Corrupción carcome a Tiquicia

Editorial

El último Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) elaborado por Transparencia Internacional (TI), que se difundió esta semana, muestra una realidad que por años hemos invisibilizado, pues nos expone como una Costa Rica más corrupta.
La percepción de corrupción ayuda a medir este flagelo en el sector público y precisamente haciendo este sondeo con expertos y empresarios nuestro país se ubica en el puesto número 48 de 180, muchos pensarán que esto es mal de muchos, consuelo de tontos, porque más bien son cosas que no deberían existir en nuestro país.
Para hablarlo más sencillo: este índice clasifica 180 países y territorios según las percepciones de expertos y empresarios sobre el nivel de corrupción en el sector público, además emplea una escala de cero a 100, en la cual cero equivale a muy corrupto y 100 a muy transparente. Otro dato que quizá es un aliciente para algunos es que Tiquicia es el tercero menos corrupto a nivel de Latinoamérica, sin embargo, con todas las leyes que se han creado y la lucha que dizque se ha venido dando a través de los últimos gobiernos deberíamos de estar al mismo nivel de Dinamarca.
Lo anterior debería de encender las luces de alarma porque este estudio que se hace a nivel internacional refleja cómo nos ven en el exterior, por eso muchas empresas de afuera llegan pensando que pueden venir a sobornar gente para dejarse las licitaciones o los proyectos.
Es preocupante que en el informe anterior estábamos con una calificación de 58 y para este este tenemos 54 puntos, lo cual debería alertarnos que aún nos queda mucho por hacer.
¿Y qué nos llevó a tal situación? Varias son las respuestas. Primero la creciente impunidad en actos de corrupción que se han denunciado en el país y siguen sin sanciones, tal es el caso del cemento chino, que a más de 7 años de haber iniciado las investigaciones judiciales se encuentra en punto muerto.
Además, podemos sumar Hidrotárcoles, Yanber, Cochinilla, el Caso Diamante y muchos otros más que duermen el sueño de los justos, y aquí los ticos aún esperamos que vayan avanzando. Otro punto fundamental para esta evaluación es el incumplimiento de promesas sobre transparencia y anticorrupción, específicamente en las últimas gestiones. El problema es que no vemos que esto avance por ningún lado, los ticos ya nos estamos cansando de tantas promesas sin cumplir.
Un tercer factor que nos hace vernos peor como país es la dificultad financiera que atraviesa Costa Rica. “En esta ocasión merece particular atención, la sensibilidad que los indicadores que componen el IPC muestran al ambiente económico y, por ende, a la crisis fiscal que ha vivido el país en los últimos meses y años.”.
La situación para Costa Rica es de poner atención, el estudio del 2017 ya nos avisaba de malas prácticas, ya nos alertaba de que podíamos caer. Veamos las cifras: cerca de un 24% de los ticos ha pagado un soborno en salud y educación, principalmente.
Más grave aún, un 75% de los costarricenses encuestados en ese momento consideró que es socialmente aceptable reportar actos de corrupción, pero no podemos obviar algunas de las ultimas encuestas donde bastantes personas afirman que en algún momento sí han pagado sobornos para acceder rápidamente a tratamientos médicos, brincarse listas de espera para hacer trámites y hasta para obtener licencias para conducir.
Ciertas son sus palabras, la corrupción no se ejerce en solitario, detrás de cada dádiva, soborno, actos inconvenientes y tráfico de influencias hay dos partes. Surge el dilema cuando se trata de achacar la culpa a corruptos o corruptores. Costa Rica afronta en estos momentos una crisis en todo sentido: institucional, de credibilidad con el Gobierno, política, moral, ética, etc. Para nadie es un secreto la desmotivación de los ciudadanos por tantos hechos denunciados en los últimos meses, pero también por el aumento en las acciones del crimen organizado, la inseguridad, el alza en el costo de vida y mucho más.