Una dieta balanceada, rica en frutas y verduras, puede entregar los nutrientes necesarios para subir las defensas y prevenir enfermedades.
A nivel general, la dieta que incluye todo esto es la mediterránea, considerada el modelo de dieta sana, ya que aporta grandes cantidades de frutas y verduras, lácteos, cereales integrales, grasas de buena calidad como el del aceite de oliva y la palta, y grasas omegas 3 de los pescados.
Uno de los pilares para un buen sistema inmunológico son las vitaminas, esenciales para que el organismo funcione bien.
Para tener una ingesta adecuada, basta con una dieta balanceada, exceptuando la vitamina D, que se obtiene de la exposición al sol.
Las más conocidas por su rol en las defensas son la A y C,tampoco deben faltar el hierro, zinc y selenio, minerales que también ayudan a un adecuado funcionamiento del sistema inmune.
Entre los alimentos que fortalecen las defensas son:
Cítricos: kiwis, naranjas, limones, por su alto contenido en vitamina C.
Berries (arándanos, frambuesas), por tener antioxidantes.
Verduras: cebolla, ajo, repollo, espinacas, coliflor y brócoli, porque contienen antioxidantes y anticancerígenos. Asimismo, zanahoria y zapallo, las que aportan vitamina A (carotenos).
Salmón y pescados grasos que contienen ácidos grasos Omega 3 y vitamina E.
Carnes, las que aportan proteínas de buena calidad, esenciales para la producción de anticuerpos. También hierro, zinc y vitamina B12.
Se aconseja preferir las carnes blancas y dejar las rojas para máximo dos veces a la semana y, en lo posible, que sean bajas en grasa.
El huevo tiene doble beneficio, ya que en la yema se encuentra la vitamina D y las claras son fuente de proteínas de la mejor calidad.
