La primera mascarada nació en Cartago durante las celebraciones en honor a la Virgen de los Ángeles el 2 de agosto de 1824.
De la mano de Rafael “Lito” Valerín un artesano de la zona, quien desarrolló la primera “Giganta”, una máscara sobre un armazón de madera para darle la sensación de gran tamaño.
Valerín, trabajaba en la talla de jícaros para hacer marionetas y en la elaboración de instrumentos musicales, era devoto a la Virgen de los Ángeles y colaboraba en los quehaceres de la Iglesia.
Luego de encontrar un baúl con máscaras de cabezas de origen español, interpretó esto como un mensaje y así confeccionó la Giganta, luego combinó su técnica para elaborar máscaras a base de papel desechable, engrudo y cedazo, con la tradición de los “Mantudos”: personas que se envolvían en mantas de colores con agujeros para los ojos y nariz.
Dichas máscaras y gigantas eran utilizados en las festividades religiosas de la zona, hasta llegar a otras localidades de la región y convertirse en un atractivo en las festividades patronales de distintos poblados del Valle Central.
Las primeras mascaradas tenían figuras como el diablo, la muerte, el policía y el campesino. Los locales encontraban divertido ver a estas figuras correr y bailar por las calles, con sus cabezas enormes y vestidos de mantas.
Poco a poco se fueron creando otras máscaras que representaban tanto a personajes destacados del pueblo como a leyendas costarricenses: El Cadejo, el Padre sin Cabeza, la Llorona, entre otros.
En la actualidad, algunos mascareros realizan sus obras inspiradas en personas reconocidas a nivel nacional o internacional y en personajes de la cultura popular.
Para destacar el sentido de identidad del pueblo y contrarrestar festividades ajenas a la cultura costarricense, Costa Rica aprobó, mediante el Decreto Ejecutivo Nº 25724, celebrar el Día Nacional de la Mascarada Tradicional Costarricense.
La iniciativa nació por parte del Comité Cultura Aqueserrí, el 31 de octubre de 1996, quien organizó un pasacalle de mascaradas tradicionales por las principales calles de este cantón josefino y de artesanos, se busca recuperar y consolidar la identidad cultural del ser costarricense.
