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Opinión

¿Vale 12 mil colones una vida humana?

Editorial

Este fin de semana murió dentro de un lote baldío un hombre de 43 años en San Juan de Limón. El hecho llama a la reflexión porque no se trató de “un homicidio cualquiera”, si es que existe tal cosa, sino de un síntoma que debe llamar a los costarricenses a la reflexión como sociedad.

Se ha vuelto tan común el asesinato en cualquier localidad del territorio nacional que los ciudadanos comienzan a insensibilizarse frente a la ola de violencia y piensan que en la vida real pasa como en las películas de zombis o del Viejo Oeste, donde se puede disparar primero y hacer preguntas después. No se debe seguir por ese camino.

Según reporte del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) respecto al caso en cuestión, un hombre de apellido Hodgson Pomier, quien tenía antecedentes por robo agravado, robo simple e infracción a la ley de armas, ingresó a un lote baldío con el fin de sustraer los mangos de un árbol ubicado en dicho sitio, para lo cual llevó un saco que se presume intentaba llenar.

No obstante, al parecer un vecino de 22 años salió de su casa con arma calibre 45 mm en mano y presuntamente disparó en dos ocasiones contra el sujeto, que perdió la vida en el lugar debido a graves heridas en el pecho y la ingle, como informó DIARIO EXTRA en su edición de este lunes.

El saco de mangos quedó tirado junto al cuerpo. Se desconoce si medió otro motivo para esta acción, pues, en caso de que la víctima hubiera cumplido con su cometido de robar la fruta, el perjuicio económico para el dueño del lote habría sido de unos 12 mil colones, según cálculos realizados por este medio de acuerdo con el precio en el mercado. Dicha suma es ínfima si se compara con el incalculable valor de una vida humana.

Si bien no se conocen las intenciones del occiso, debe tomarse en cuenta que en la actualidad se experimenta el filo de una crisis económica por la cual sectores vulnerables buscan cualquier alimento para engañar al estómago. Aunque no se pretende justificar un robo ni mucho menos se comulga con la cultura del “pobrecito”, tampoco es válido que se pierda una vida humana en circunstancias tan irregulares. Este hecho de sangre debiera llamar a la población a preguntarse dónde quedó la paz en Costa Rica.

Muchos dirán que el fallecido no era ningún angelito, y posiblemente tengan razón, sin embargo, tampoco se puede seguir en esta decadente espiral de violencia, porque los delincuentes se arman cada vez mejor para evitar que los maten e incluso disparan a gente que no iba a oponer resistencia, mientras ciudadanos decentes se arman para evitar convertirse en víctimas. Esta problemática debiera considerarse ya una emergencia nacional. Bien lo dijo Mahatma Ghandi: “Ojo por ojo y el mundo quedará ciego”.

El sospechoso de matar al sujeto se entregó a las autoridades, por lo cual enfrentará un proceso penal luego de que la Fiscalía haga la acusación correspondiente, apenas determine el tipo de delito que se juzgará.

El juez tomará en cuenta si el imputado tiene antecedentes penales y, en caso de contar con ellos, sopesará de qué tipo son, así como si el individuo trabaja y se le conoce domicilio fijo. Con esta información, se valorará una medida cautelar, la cual podría constituir una alternativa a la más gravosa, que sería la prisión preventiva. 

Costa Rica está enferma desde hace tiempo, una pandemia llegó mucho antes de 2020 y pone en duda el que los costarricenses sientan que viven en un país pacífico, pues todos los días la sangre se vierte a lo largo del territorio nacional y los asesinatos se cuentan por cientos a fin de año. Según reporta el OIJ, en 2021 hubo 328 homicidios y 301 en 2020. No obstante, la misma entidad estima que, por como pinta la situación, 2022 podría cerrar con 605 incidencias. La mayoría de estos hechos de sangre se perpetran con armas de fuego.

Los delitos más frecuentes en el país son asalto, hurto, robo, tacha de carro, robo de carro y homicidio. Prácticamente no hay día en que una persona no fallezca en el país debido a un hecho de violencia. Y, como evidencia este caso, no todos los fallecidos se pueden achacar a las guerras entre grupos del crimen organizado, accidentes, asaltos, crímenes pasionales o femicidios. Las autoridades deben atacar esta situación en diversos frentes, no solo con operativos de la policía represiva, sino también con prevención, al propiciar fuentes de trabajo para el grueso de la población, incentivar la educación y procurar que la salud mental tome la relevancia que nunca le ha dado el Estado costarricense.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Martes 21 Junio, 2022

HORA: 12:00 AM

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