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Opinión

Irrespeto, soberbia y decreto infame de salud

El ocho de mayo, con motivo del traspaso de poderes y la emisión de uno de los primeros decretos del nuevo Gobierno, hubo tres hechos dignos de olvido, dos acontecidos en la Asamblea Legislativa, y otro sucedido en otro sitio, que pasarán a los anales de la historia como lamentables deslices de quien asumió la Presidencia de la República.

Refiero, en cuanto a los primeros, al irrespeto y -en teoría a- una violación legal todavía vigente respecto al uso de la mascarilla, que el ahora Jefe del Ejecutivo y su equipo de Gobierno incumplieron al no portarla cuando ingresaron al recinto legislativo en el que se realizó la transmisión de mando, por cuanto ha sido claro desde que la pandemia empezó en 2020 que el empleo de esa protección facial, así dispuesto por los diferentes decretos despachados por el Gobierno anterior para ser aplicados, es un medio eficaz para no contagiarnos y no propagar a los demás el virus causante del Covid, y el Congreso no fue la excepción a esa regla.

Sin que constitucionalmente el lapso presidencial anterior hubiese terminado, no obstante que faltaban algunos minutos para su finalización, de manera soberbia, él y todo el alto funcionariado designado que lo acompañó, se mantuvieron sin la mascarilla, en contraste evidente con las y los diputados entrantes (incluyendo a su “alter ego” Pilar Cisneros) y las autoridades de otros poderes, de oficinas públicas, de la iglesia Católica, y sobre todo, de las delegaciones internacionales, que sí utilizaron durante toda la ceremonia esa careta sanitaria. Sino quedaron como el hazmerreír ante los ojos de esos representantes mundiales y de la prensa extranjera, al menos seguramente se habrán preguntado la razón de que unas personas allí congregadas sí las usaron y otras no.

Y no obstante que el país fue la séptima nación en el globo en recibir las primeras vacunas contra la enfermedad, y que tiene los índices más altos, en América Latina, de inmunización en términos de primeras dosis, segundas inoculaciones, y terceras inyecciones, y que logró evitar el colapso hospitalario gracias al liderazgo y gerenciamiento inteligente de la pandemia, y que redujo sensiblemente la infección y las muertes en virtud de la obligatoriedad del uso de la mascarilla, del distanciamiento social, del lavado de manos, y la vacunación, amén de las decisiones aplicadas para no afectar tanto a la economía, el empleo, y el impacto social subsecuente, es imperdonable que el señor Rodrigo Chaves no reconociera, en su discurso presidencial, los grandes aciertos conseguidos por el ministerio de Salud, la CCSS, y otras dependencias públicas, bajo la conducción del expresidente Alvarado. Eso es soberbia, y dice mucho, contradictoriamente, de su afirmación de que su gobierno estará caracterizado por la transparencia y la humildad…

Pero en donde puso la “cereza en el pastel” de todo ese despropósito y decepcionante papel inaugural…, adicional a esas dos pifias reseñadas, fue la firma (mancomunada con la ministra de Salud) y difusión de un decreto, todavía no conocido en sus detalles, acerca de que se elimina el empleo coercitivo de la mascarilla y la inoculación contra el Covid. Ya la voz popular se ha alzado rechazando tal pretensión, y grupos corporativos tales como el Colegio de Médicos y la Unión Médica, y personalidades de la medicina y la ciencia, tales como Juan José Romero (UNA), Luis Rosero (Instituto Centroamericano de Población, UCR), Rónald Evans (Universidad Hispanoamericana), Álvaro Salas (Expresidente Ejecutivo de la CCSS), y Christian Marín (virólogo), más otros profesionales en Derecho, han manifestado su total desacuerdo a ese decreto por inoportuno, riesgoso y antijurídico, habida cuenta que, y en particular frente a la quinta ola pandémica que estaría en ciernes en pocos días, quitará las defensas sanitarias e inmunizantes que han sido tan exitosas hasta ahora, y pondrá en serio peligro, como si la lección pandémica de los años 2020-2021 no hubiese sido suficiente para aprender de ella, la salud pública y comprometerá, otra vez, la capacidad hospitalaria para atender la demanda, sin mencionar el aumento de decesos. Don Rodrigo Chaves será responsable de lo que pase. ¿Y la ministra de Salud qué dice? Sin duda no cuenta con la entereza, la valentía, y la entrega ilimitada que distinguió a don Daniel Salas.

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Jueves 12 Mayo, 2022

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Gerardo Castillo Martínez, politólogo

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