¿Fiesta de la alegría?

Editorial

Hay muchas razones por las cuales se dice que los costarricenses somos los más felices del mundo, pero quizá la principal consista en que acá pasan cosas que se para el sol a verlas. Por ejemplo, sorprende la actitud de los jerarcas del Ministerio de Seguridad Pública durante la semana final de su periodo de labores, pues parece que se le perdieron por enésima vez a la prensa y al pueblo al que deben cuentas de su trabajo.

Tras cuatro años convulsos en el Gobierno de Carlos Alvarado y de mucho movimiento, críticas, cuestionamientos y polémicas en dicho Ministerio, algunas de sus jefaturas junto con jerarcas de otras instituciones presuntamente fueron a despejarse a la Isla del Coco.

Sin embargo, este medio supo que en realidad se retiraron hasta los confines del territorio nacional con la intención de comunicar el proyecto del Santuario de Tiburones, que está en marcha. Esto resulta extraño porque no avisaron a los medios de comunicación sobre la gira y su motivo, aparte del costo económico y físico del largo viaje. De todos modos, se supo que a lo interno de la cartera se le conoce a la última actividad de gestión como “fiesta de la alegría”, en alusión a la celebración de los escolares cuando acaba el año lectivo. ¿Habrá que desearles buen provecho?

Trascendió que dos embarcaciones del Servicio Nacional de Guardacostas surcaron los mares durante 36 horas de travesía que se tarda en llegar a la isla, dándoles un respiro de brisa a quienes se deben responsabilizar de las labores preventivas de seguridad en territorio nacional. Cabe preguntarse cuánto dinero representa este desplazamiento tan poco estratégico en salarios de oficiales, escoltas, comida, combustible y el mismo desgaste de las naves, que dicho sea de paso ya están entraditas en años y bien pudieron servir mejor al país que usándolas como vehículos para este viaje. Mientras tanto, en nuestras comunidades, a lo largo y ancho de Costa Rica, sigue derramándose sangre debido a los homicidios y la lucha entre bandas de narcotraficantes.

El problema se torna grave y apremiante para los costarricenses en general, pero pareciera que no lo es tanto para el gobierno saliente, ya que el futuro jerarca, asignado por el presidente electo, todavía está a la espera de una reunión para conocer los proyectos que quedaron estancados y a cuáles podría darles curso, aun cuando dicho encuentro tenía que haberse dado desde semanas atrás para el proceso de transición.

Expertos consultados por DIARIO EXTRA coinciden en que estos cuatro años han sido nefastos para la seguridad ciudadana. De todos modos, el ministro Michael Soto se ha mostrado evasivo desde que inició la pandemia, hasta el punto que casi nunca había posibilidades de que la prensa pudiera contactarlo. De todos modos, en algún momento el jerarca tuvo que sacar días de vacaciones debido a que estaba estresado, lo cual no tiene nada de malo, pero los habitantes podrían tomarlo con suspicacia, pues en estos tiempos de tecnología y redes sociales lo que no se ve no existe y el ministro se ha sentido muy ausente.

Esta actitud se ha vuelto tan evidente que Soto solo da la cara a los medios de comunicación cuando se efectúan esporádicos decomisos de droga, pero en realidad dichos operativos resultan exitosos por el apoyo de las fuerzas navales estadounidenses. ¿Y la lucha contra el narcomenudeo y las bandas delictivas organizadas? ¿Los cacareados megaoperativos contra el hampa? ¿La vocación para mantener a la población segura y libre de todo daño?

Esperemos que el nuevo ministro sepa llevar el barco a buen puerto, pues vivimos una época en que los homicidios vienen en aumento y se producen cada vez de manera más violenta, los criminales se profesionalizan y la población exige cada vez más lo que se merece por parte de sus gobernantes.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Lunes 25 Abril, 2022

HORA: 12:00 AM