Soy un hombre divorciado de 28 años. Conocí a la que fue mi esposa cuando los dos teníamos 17 años. Ella tiene una cara preciosa y un cuerpo envidiable. Pero siempre tuvo un carácter difícil, se peleaba con todo mundo y con el tiempo se fue volviendo insoportable, al punto que ya yo no quería tener relaciones, no me nacía. Al final tuvimos que divorciarnos. Hoy me pongo a pensar que es un desperdicio que una mujer sea tan difícil que hasta las ganas te quite.
- Los problemas con el carácter no son valorados es su verdadera dimensión en nuestra sociedad, y con frecuencia los demás los disimulan y muchos sobre todo las personas cercanas se resignan a convivir con una persona conflictiva.
Las personas que tienen problemas con el carácter van perdiendo amigos y parejas, y de una u otra forma la gente los esquiva o los evita, a lo sumo se rodean de aquellos que se los aguantan, en el nombre del dinero, cuando se trata de una persona acaudalada, o en el nombre de las cualidades físicas, porque es una persona muy atractiva, pero al margen de estas excepciones con el tiempo se van quedando solos.
Algunos, usualmente los más reflexivos, se percatan del problema, buscan ayuda profesional y logran una adecuada interacción social, otros deambulan por la vida preguntándose por qué la gente los aleja sin encontrar respuestas.
Desde el punto de vista emocional, el mal carácter condiciona rechazos, vínculos conflictivos y fracasos, sean separaciones o divorcios. Y en el plano íntimo provoca distanciamientos sexuales, aun cuando la persona sea físicamente muy dotada. Sin lugar a dudas la vida se desperdicia cuando reina el mal carácter.
Debemos recordar que en menor o mayor medida todos tenemos, en ciertas ocasiones, mal carácter y parte del éxito en la vida consiste en aprender a controlar esos impulsos y rabietas que dan al traste con la armonía en el diario vivir.
PERIODISTA:
CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández
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Miércoles 09 Febrero, 2022
HORA: 12:00 AM
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