Espejismo: la baja en desempleo

Editorial

El desempleo continúa siendo el principal problema nacional porque afecta a cientos de miles de familias costarricenses y hasta el momento no hay una fórmula para mitigar dicha problemática.

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) compartió los datos de la Encuesta Continua de Empleo (ECE) en la que se vislumbra una disminución de desempleo al pasar de 434.000 personas a 402.000.

La tasa de desempleo nacional fue de 16,4%, en donde se estimó en 12,8% en la población masculina, mientras que, en la femenina, el porcentaje alcanzó el 21,9%.

A la hora de establecer las comparaciones se muestra una disminución nacional del 6,8%, lo cual el INEC relata como una rebaja estadísticamente significativa.

Pero cabe recordar que hace un año había contratos suspendidos o reducciones de jornadas que afectaron a un número considerable de la población costarricense, de modo que la estadística podría ser sumamente engañosa, puesto que algunos sí tenían el trabajo, lo perdieron producto de la pandemia y después las empresas los volvieron a tomar en cuenta.

Podría pensarse que se generan oportunidades de empleo y la población se encuentra en el mundo activo, lo cual no necesariamente se refleja de esta forma.

Usualmente para el periodo de agosto, tiempo en que se realiza esa última medición, comienzan a reclutarse personal para la contratación temporal con motivo del periodo navideño y de la entrada a clases, el cual es de suma importancia, pero luego de ahí ya no hay más que hacer y estas personas regresan al desempleo.

No es de extrañar que vengan el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) o el mismo presidente de la República Carlos Alvarado a celebrar una mediocridad, porque la cifra del desempleo aún se mantiene alta, pero las autoridades prefieren comunicar a la población que vivimos en un mundo mágico, como el de Alicia en el País de las Maravillas.

El Gobierno vende humo cuando una empresa anuncia sus instalaciones en Costa Rica o su expansión de operaciones, tal y como sucedió en las últimas dos Administraciones, pero a la hora de la hora muchas se dieron cuenta que el asunto no era rentable en Costa Rica y procedieron a irse, dejando sin empleo a miles de familias costarricenses.

También se debe tomar en cuenta las burdas restricciones vehiculares sanitarias donde muchos comercios, bares, casinos y restaurantes se ven golpeados con la jugadera de restricciones, que si es a las 9 p.m. o a las 10 p.m., que si los dejamos salir con el carro el fin de semana, pero ahora como nos echamos flores por el Bicentenario ya no, aplicando regulaciones de una forma inestable e impredecible, como cuando se dice que los dioses tiran los dados. En definitiva, algunos andan endiosados y no piensan en quienes se quedan sin trabajo por sus caprichos…

Pero no se puede atribuir todo a la pandemia como consecuencia de la no generación de empleos cuando desde mucho tiempo atrás había un problema severo a nivel estructural que ningún gobierno o municipio fue capaz de solventar para atender las principales necesidades del territorio.

Otro aspecto que realmente llama la atención es el empleo informal en Costa Rica, pues ronda las 917.000 personas, de las cuales, 583.000 son hombres y 334.000 mujeres. Aquí hubo un incremento de 120.000 en comparación con el último año.

Cuando se considera la posición en el empleo se estima para el mismo periodo cerca de 493.000 personas ocupadas independientes y alrededor de 424.000 están clasificadas como informales.

Si bien el empleo informal contribuye a disminuir los índices de pobreza que hay en la actualidad, en reiteradas ocasiones se asocian a trabajos de baja calidad y con precariedad, los cuales se encuentran fuera de las estructuras jurídicas e institucionales de la economía moderna.

Es importante saber que las personas que laboran bajo esa condición son aquellas que carecen de acceso a los mercados modernos de capital, a la capacitación formal y a los sistemas oficiales de seguridad social, por lo cual reciben muy poca protección legal y estatal.

Eso hace ver que muchos de los ciudadanos decidan laborar bajo esas condiciones porque no tienen de otra y deben llevar el sustento hasta sus hogares.

Ahora se viene un proceso electoral en el que normalmente quienes buscan tomar las riendas del país usan el trillado discurso populista de generar 200.000, 400.000, 500.000 e incluso 1.000.000 de empleos.

No se deje engañar con palabrerías adornadas, exija siempre conocer el cómo se pretende hacer, porque el voto se debe dar acorde con la realidad que vive el país y determinar si la meta propuesta se torna viable en cuanto a las principales necesidades que enfrenta nuestra sociedad.

En conclusión, la presunta reducción del desempleo podría convertirse en un completo espejismo, por lo que habrá que determinar cuál es el escenario que se vislumbre de aquí al próximo año.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Sábado 02 Octubre, 2021

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