Las competencias deportivas han sido la pasión de muchos costarricenses, la mayoría porque son partidarios de un equipo deportivo y, otros, lastimosamente los menos, porque practican algún deporte. Si desde que nacemos la consigna es la estimulación temprana para consolidar las habilidades para masticar, caminar, crecer, jugar, al pasar de los años sigue siendo la actividad física una recomendación mundial como parte esencial de un estilo de vida saludable.
Aun así, el sedentarismo va en aumento y es de gran preocupación, por su fuerte relación con la obesidad, la diabetes, las enfermedades crónicas y la respuesta ante el Covid, pandemia que ha venido a hacernos reflexionar sobre la importancia de mantener un buen peso y una buena salud. Por suerte, la tecnología, nos está permitiendo apreciar competencias deportivas, hazañas y grandes retos, que podrían sembrar la semilla del cambio hacia una vida más activa, donde ejercitarse pase, poco a poco, a ser parte de una nueva forma de ser, sin que sea impositiva.
La admiración por deportistas de élite nos lleva a escudriñar en los “secretos” para ser mejores, y podríamos pensar en la genética, la perseverancia, la fuerza mental, la forma de entrenar y también la forma de alimentarse. Para lograr cambios sostenibles en el tiempo, la motivación y la esperanza son aliados del éxito, esto significa que no solo los grandes deportistas se benefician de comer bien, sino que cualquier persona que decida hacer un alto en el camino, y experimentar cambios en la actividad física diaria se va a beneficiar de una adecuada alimentación. En este sentido, podemos afirmar, que lo alimentos no distinguen personas, sino que se adaptan en nutrientes y calorías a los propósitos individuales.
Desde tiempos antiguos, hay un grupo de alimentos llamado leguminosos, que son granos, los cuales históricamente han contribuido con la construcción de tejido corporal, el de energía, de fibra, de hierro y muchos elementos antioxidantes de grandes beneficios para la salud y para el desarrollo de la masa muscular, aspecto fundamental en el deporte competitivo. Son una fuente rica de proteínas y aminoácidos esenciales que sirven de complemento perfecto a los cereales. Su bajo contenido en grasas y la interacción de sus esteroles se ha demostrado eficaz para mantener niveles bajos de colesterol LDL y reducir la presión arterial.
Las leguminosas son variadas: lentejas, garbanzos y frijoles. En nuestro país, el grano por excelencia es el frijol preparado de muy diversas formas, ya sea como plato principal, acompañando el arroz o mezclado con otros alimentos como es el plátano maduro, en las famosas empanadas, o como caldo de frijol caliente, con huevo duro, guineos, arroz y una tortilla de maíz.
El frijol es una fuente de proteínas vegetales en muchos países, y Costa Rica no es la excepción, hay una cultura culinaria en torno a los frijoles, tal es el caso del gallo pinto, que es una mezcla de arroz y frijoles con condimentos naturales, muy gustado como desayuno, o como cuentan nuestros antepasados, envuelto en hojas de plátano, cuando nuestros campesinos salían a coger café.
La principal recomendación para personas que inician un programa de ejercicios consiste en una adecuada planificación de las actividades diarias y de las actividades deportivas, de manera que se respeten los principios de la carga de glucógeno muscular, de vitaminas, de minerales y de líquidos, con el fin de que los alimentos puedan suplir las necesidades energéticas y nutricionales de los músculos que se ejercitan, no solo para observar en corto tiempo los beneficios, sino que evitando a toda costa las lesiones deportivas asociadas a una inadecuada nutrición.
La elaboración de meriendas deportivas a consumir durante el día ayuda a cumplir las metas deportivas, porque son pequeñas comidas que estabilizan fisiológicamente el cuerpo y permiten la incorporación de alimentos con propósitos específicos.
La creatividad, el buen gusto y la tolerancia digestiva son necesarios para crear meriendas apetecibles y efectivas, como es el caso de las frutas, por su aporte en vitamina C y otros nutrientes que participan activamente en la movilización de la grasa corporal, los lácteos, por su aporte de calcio de importancia en la contracción muscular, de los frijoles, por su contenido en fibra, en potasio y antioxidantes, necesarios para la regulación de la presión arterial y favorecer el sistema inmunitario, sin olvidar la variedad de bebidas, que contribuyen con el equilibrio electrolítico.
Las leguminosas son altamente valiosas como arte culinario, en la transmisión de saberes entre culturas, por esa razón, su versatilidad gastronómica ha dado lugar a un sinfín de recetas deliciosas en cualquier continente: guisos, harinas, purés, guarniciones, aperitivos o postres. Otro aspecto de gran valor es que, a diferencia de otras plantas, los sembradíos de frijol mejoran con sus propiedades la tierra en la que se cultivan.
*Nutricionista
