¿Que nos falta hipotecar?

Álvaro Chaves Sánchez*

Iniciamos definiendo qué es una hipoteca, este término o acción surge en la antigua Grecia y se consolida más efectivamente en el Derecho Romano, desde el siglo V a.C., además tenemos el término Nexum (nexo) que es el compromiso que nace entre dos partes, por ejemplo, entre quien recibe un préstamo (deudor) y el prestamista (acreedor), más concretamente la hipoteca garantiza el cumplimiento de una obligación, que se adquiere mediante un contrato principal.

Podemos señalar que también existe el termino Pignoris (prenda) que consiste en el acto de poner como prenda un bien, que es garantía de que se devolverá el préstamo. Por ejemplo, cuando el banco nos presta plata para comprar una finca lote o casa, firmamos un contrato de crédito, y ese crédito lo garantizamos con la hipoteca sobre el bien raíz que compramos.

Por cierto sobre un altísimo porcentaje de nuestras casas y fincas pesan diversas hipotecas, cuyos acreedores son bancos, mutuales, asociaciones, cooperativas y prestamistas particulares, a estos pesados compromisos adquiridos, el ciudadano deudor debe sumar otros compromisos o deudas por concepto de tarjetas de crédito, cuyos intereses son en su mayoría abusivos, también están las deudas sobre bienes muebles, vehículos, maquinarias y otros equipos.

En síntesis, en nuestro país casi todo está hipotecado, aunado a esto existe una carencia de educación financiera y ahorro familiar, la cual debería ser promovida por el Estado, pareciera que más bien se impulsa una política de consumo masivo, porque esto genera mayor carga de impuestos e ingresos para las arcas del Estado, el que ya sabemos es un pésimo administrador de los recursos públicos.

¿Cuáles son las políticas de Estado, en términos financieros? Pedir prestado a los organismos internacionales, Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Mundial (BM) y Fondo Monetario Internacional (FMI), para citar algunos, ya son centenares de miles de millones de dólares los que se deben a estas entidades, además de la gran deuda interna, que es tan grande como cráter del Volcán Poás.

Ahora conviene preguntarnos cuáles son las garantías que responden por estas gigantescas deudas, de las cuales no se puede pagar ni los intereses, ni se pueden cumplir compromisos esenciales como el pago de la deuda a la CCSS, bien sabemos que todo deudor pierde la libertad económica ante la presencia del acreedor, podemos decir que se convierte en un esclavo de sus compromisos, en nuestro país ya están hipotecadas nuestras carreteras, los trenes, los peajes, la revisión de vehículos, el aeropuerto, los muelles, el suelo nacional y otros recursos, recientemente se acaba de aprobar un nuevo prestamos con el FMI, donde los obedientes diputados en su gran mayoría dieron su consentimiento, todo parece indicar que hay un gran acuerdo para hipotecar la patria, ahora viene algo más rudo, bajo el argumento de que así lo exige el prestamista, consiste en que hay que hipotecar todas las propiedades, por medio de un nuevo impuesto a los bienes inmuebles, a lo que han llamado casas de lujo, aquellas que valen más de 130 millones de colones, prácticamente son más del 70% de las viviendas, y otro golpazo consiste en gravar los salarios que superen los 680 mil colones, o sea la gran mayoría de costarricenses tendremos que comer menos, reducir el consumo de servicios, sin duda la pobreza tendrá que aumentar y la clase media disminuir.

Así lo ordena el patrón FMI. Y no vemos acciones salvadoras de nuestro terruño, creemos que solo no está como garantía real, o hipotecado, el aire y la lluvia, las aguas y el mar. Produce gran tristeza ver cómo vamos perdiendo nuestros bienes y la libertad. Lo anterior como consecuencia de pésimas administraciones gubernamentales, carentes de visión de futuro.

*Escritor

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

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Lunes 09 Agosto, 2021

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Álvaro Chaves Sánchez*