Soy una mujer casada de 32 años. Tengo ocho años de vivir con mi esposo y siempre tuvimos una vida sexual normal. Hace ya más de tres años nació nuestra hija y mi esposo es muy pegado con ella. Ya va para los cuatro años y ella duerme con nosotros y yo así no puedo disfrutar las relaciones porque, aunque ella está pequeñita ya va entendiendo y eso me inhibe en el sexo. Pero a mi esposo le da lástima sacarla del cuarto.
Es común que las parejas descuiden muchos aspectos de la relación cuando nacen los hijos. Es claro de entender, los niños acaparan la atención de los padres al punto que la mayoría por no decir todas las cosas alrededor pasan a un segundo plano, inclusive el sexo.
Dentro de todas esas nuevas conductas que adoptan los padres figura la cohabitación, sí, los niños duermen en el cuarto marital y muchas veces en la misma cama, con todas las implicaciones que esto representa. Por eso es importante destacar que la American Academy of Pediatrics recomienda que el niño duerma en el cuarto de los padres por lo menos seis meses e idealmente el primer año de vida, haciendo la salvedad de que debe dormir en una cuna o moisés, pero no en la cama marital ni mucho menos en un sillón o sofá.
Después de ese primer año los padres deben decidir el momento idóneo para que el niño duerma en su propio cuarto, recordemos que esto propicia la seguridad y la autoestima al infante, y además le permite a la pareja vivir libremente su intimidad.
Muchas personas se sienten inhibidas teniendo relaciones sexuales cuando el niño está en el cuarto aun cuando sea un bebé y esté dormido y en algunos esta vida sexual comedida puede provocar problemas sexuales tanto en el varón como en la mujer. Por eso es muy importante que la pareja decida el mejor momento para que el niño pase las noches en su cuarto.
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CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández
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Viernes 11 Junio, 2021
HORA: 12:00 AM
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