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Opinión

Trabajo para las artes y la cultura

Inés Revuelta Sánchez* / [email protected]

La celebración del Día Internacional del Trabajo no se reduce a un acto simbólico de conmemoración de los derechos que conquistaron aquellas personas trabajadoras un 1ero de mayo de 1886, una memoria cada vez más lejana, aunque legítima que adquiere una nueva dimensión en pandemia. Esta fecha tampoco se reduce a una conmemoración de un día, es una realidad irónica para quienes no tienen trabajo y por esta razón tampoco comida, salud y paz a toda escala y a diario.

En días pasados, una compañera artista me dijo con palabras claras y sonoras que no tenía qué comer. Horas antes, me había encontrado a otro compañero del arte realizando un trabajo alejado a su formación, “…para por lo menos poder ganarme alguillo para llevar algo de comer a la casa”. El dolor de escuchar esto durante el último año, no una sino muchas veces, me ha llevado no sólo a replantearme la visión de lo que es solidaridad, sino a entender que a pesar de que somos igualiticos, hay muchas personas en pandemia que son menos iguales que otras, tienen menos oportunidades y soluciones y por lo tanto van perdiendo la esperanza de continuar, de salir adelante, de un mañana. 

La esperanza y la fe son algo sustantivo. Un país sin esperanza es un país a la deriva. Las propuestas claras y acciones decididas y contundentes brindan esperanza y voluntad para sostenerse y avanzar. Si bien es necesario que tengamos el mayor  cuidado en pandemia, eso no implica el no activar absolutamente todos los esfuerzos y activos del Estado con disposición total, políticas reales y acciones contundentes.  No se trata de resolver con un bono, se trata de abonar para que la gente pueda resolver. Se trata también de establecer más redes, alianzas, espacios, soluciones reales y sobre todo democráticas y no solo para un pequeño club de amigas y amigos. En materia de Cultura y específicamente para las y los trabajadores del arte escénico, por ejemplo, podría pasar por tomar decisiones y abrir los teatros estatales para generar espacio escénico e institucional a todo nivel como una opción. Los teatros estatales tienen espacios; con o sin aforo y pandemia, tienen presupuesto y pueden hacerlo. También pueden duplicarse, si es que se han generado, los esfuerzos de alianzas público-privadas dentro del sector y con otros. 

Las anteriores sólo son algunas ideas concretas entre varias; incluso me asiste la noción de que a falta de creatividad ministerial, el mismo sector ha generado y planteado opciones válidas que no han sido adecuada y oportunamente atendidas. Además de estas opciones, es justo reconocer que el sector, al igual que otros, se ha visto obligado a reinventarse y a innovar; no sólo como un paso adelante, sino como una necesidad. Debo reconocer que esto no es solo cosa de ahora, pero es que ahora estamos en pandemia. Sin embargo y entendiendo que los medios de producción y los activos también están en manos del Estado, y precisamente porque el Estado somos todas y todos, se hace imperativo otro paso adelante por parte de la gestión gubernamental y se justifica que lo que se haga en mayor medida y oportunamente.

El arte y la cultura han pasado por un deterioro durante pandemia que les ha socavado sin piedad; lo anterior se ha unido a que no hay claridad de su dimensión y aporte al desarrollo humano, incluso más allá de los ODS 2030. Definitivamente deben dejar de ser un divertimento secundario; que se reconozca su importancia en todo sentido es un asunto muy pendiente. Pero en pandemia, este reconocimiento es vital ya que eso haría que se declarara un estado de emergencia real y no hasta ahora, sino desde hace más de un año. Pero tan poco importante se ha vuelto el sector, que se le recortan fondos en pandemia y ni siquiera se defiende y posiciona desde la autoridad ministerial.  

El trabajo para las personas trabajadoras del arte y la cultura no es una dádiva, es un tema de dignidad humana y reconocimiento social. La gestión del sector requiere menos demagogia, diagnostiquitis, informitis y tramitología. Es urgente se logre una mayor simplificación y flexibilidad en la gestión, así como un cambio de paradigma en cuanto a la defensa y reconocimiento del sector, lo cual es posible. No implica desconocer la norma sino tomar decisiones informadas en el justo a tiempo…antes de que el tiempo se acabe verdaderamente. Algunos lo llaman carácter, yo lo llamo gestión social eficaz, eficiente, democrática, transparente, consecuente y solidaria.

No olvidemos que “trabajo” significa muchas cosas: salud física, mental y emocional, es una necesidad diaria, brinda dignidad humana y coadyuva en el logro de una supervivencia básica, es un derecho elemental, provee seguridad e impulsa a la humanidad. Trabajo es un término tan abstracto y tan concreto a la vez, que en pandemia se le ha escabullido de las manos a muchas personas y a otras les ha obligado a sujetarse de lo primero que pasa al frente. Como sociedad no podemos ver para otro lado pensando que no saldremos afectados porque no pertenecemos a los sectores más afectados; cada persona que ha caído con mayor impacto al precipicio de la desigualdad, vulnerabilidad y desamparo por causa del desempleo en pandemia, al final de cuentas, nos impacta de algún modo. 

El Estado costarricense no puede renunciar al abordaje integral de la problemática que enfrentan las personas del arte y la cultura para acceder a un empleo digno y mucho menos, renunciar a la búsqueda de una solución integral a  lo relacionado en particular con la feminización de la pobreza, el desempleo y el subempleo para este sector.

“Si el horizonte es oscuro y la tempestad amenaza, trabajemos. Este es el único remedio para el mal del siglo.”  Si la máquina para leer los pensamientos de André Maurois (cc Émile Herzog), célebre novelista y ensayista francés del siglo pasado, hubiera extrapolado esta frase suya a la realidad global del 2021, probablemente pensaríamos que se refería no solo al mal sino también al remedio: trabajar para subsistir en tiempos de pandemia. 

En palabras de Marie Curie, “queda ver no sólo lo que se ha hecho sino lo que falta por hacer”, con la esperanza de que dentro de un año nos encontremos verdaderamente conmemorando esta fecha con trabajo, esperanza y fe para todos los sectores y entre estos, el de las personas trabajadoras del arte y la cultura.

 

*Académica e Investigadora de la UNA

Exdirectora general del Teatro Nacional 

Exdirectora ejecutiva del Teatro Popular Melico Salazar

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Martes 04 Mayo, 2021

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Inés Revuelta Sánchez* / [email protected]

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