Los primeros auxilios del Covid 19 comienzan en casa

María Cecilia Dobles Yzaguirre*

Con más de un año de estar sufriendo los embates de la pandemia del Covid 19, hoy nos encontramos en la situación más crítica en cuanto a contagios y nos vamos acercando al colapso del sistema hospitalario. Al observar el estado de emergencia en que nos encontramos como sociedad, quisiera relatarles nuestra experiencia para que entre todos tengamos mayores criterios con miras a evitar el peor desenlace y llevar al hospital solamente a los enfermos muy graves. A finales del año pasado, una hija que vive en el exterior me llamó por teléfono para pedirme consejo porque su esposo estaba con síntomas de Covid y había salido positivo en el examen. Presentaba indicios similares a un fuerte resfrío: dolor y sequedad de garganta, dolor de cuerpo, decaimiento, inapetencia, mucho sueño y temperatura.

Le respondí que siendo él un hombre sano y teniendo poco más de 50 años, podía tratársele en la casa. Lo primero era protegerse una y el otro: 1) Colocarse los cubrebocas cuando estaban en la misma habitación. 2) Hacer más riguroso y seguido el lavado de manos y mantener muy limpias las áreas comunes. 3) Tomar como mínimo un litro y medio (seis vasos) de agua al día. 4) Hacer gárgaras de agua de sal después de cada comida y si hay dolor de garganta, practicarlo muchas veces. Lo segundo sería aplicar los cuidados de un resfriado común: 1) Reposo. 2) Tomar un medicamento antigripal y un jarabe para la tos. 3) Hacer diariamente inhalaciones de agua hirviendo con ciprés y eucalipto, o si no se tienen, colocar en el agua una pelota de Zepol o similar. Con un paño sobre la cabeza para concentrar el vapor, respirarlo hasta sentir mejoría. 4) La receta de la abuela: sopita de pollo. 5) Administrar un antinflamatorio para evitar que el virus ataque haciendo coágulos en pulmones y otros órganos. Hay que consultar con un médico. A ella le recomendé tés de hojas de guayaba tres veces al día, por ser antigripal y anti inflamatorio. Ella lo compró por Internet, pero en nuestro país se puede conseguir por múltiples medios.

El tratamiento tendría que iniciarlo desde el primer síntoma y no esperarse a tener órganos afectados o con fallas importantes en la respiración. De necesitar ayudas mecánicas y oxígeno para respirar, habría que ir al hospital y sería más difícil sobrevivir. Mi hija estaba sumamente preocupada y siguió las recomendaciones al pie de la letra, pese a que vivían en un pequeño apartamento y que él tuvo que dormir en el sofá de la sala para tener un espacio separado de ella. Los cuidados duraron alrededor de tres semanas, pero el esposo me dijo que se sintió morir y con una tos terrible. Sin embargo, en un momento dado comenzó a sentir mejoría y pensó: “me voy a curar” y así fue. Ya recuperado recibieron una llamada de un representante del hospital asignado a ellos para saber cómo estaban y cómo habían logrado que se curara en casa y sin más contagios. Ellos explicaron, pero les pareció que no les creyeron mucho. Mi hija nunca tuvo Covid 19. Por la voluntad de Dios en su vida, ella dice “que las gárgaras de agua de sal que hizo más de mil veces, la protegieron del contagio”.

*Una abuela preocupada

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Martes 04 Mayo, 2021

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: María Cecilia Dobles Yzaguirre*