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Espectáculos

Ver más a mis hijos que a mi jefe

Mundo sexual / Dr. Mauro Mauro Fernández / Sexólogo

Ver más a mis hijos que a mi jefe

II parte

 

Mencionamos la semana anterior que la realidad laboral que hoy vivimos es el producto de muchas gestas que se han librado a lo largo de la historia, gracias a las cuales tenemos una jornada laboral de ocho horas que nos permite contar con mucho tiempo libre. Recordemos el lema, “ocho horas para trabajar, ocho horas para dormir, y ocho horas para ver las flores”.

Sin embargo, para muchos esa realidad contrasta con el cada día. Abundan aquellos a los que el tiempo no les alcanza, que los días se les hacen cortos, las semanas se van en un abrir y cerrar de ojos, los meses vuelan, y hasta el año entero resulta insuficiente.

Desde luego que hay diversas situaciones en la que esta situación entendible, por ejemplo, cuando se inicia un negocio, se está sacando una carrera o se enfrenta una adversidad mayúscula en el plano personal o familiar.

Sin embargo, para la mayoría el problema tiene un origen estrictamente vivencial, así muchos a pesar de que solo trabajan ocho horas, tienden a llevarse trabajo para la casa, contestan correos de la oficina, mandan mensajes a toda hora y hasta tienen llamadas laborales estando en la casa, es decir, viven inmersos en la realidad laboral.

Otros laboran en la modalidad de teletrabajo, y aunque se ahorran todo el tiempo que significa ir y venir del trabajo, el tiempo no les alcanza porque al sentarse frente al computador divagan en la red, bajan videos, participan en chats, interactúan en Facebook, y día a día les da la noche y la madrugada sin terminar el trabajo que es realizable en ocho horas.

Esta situación se agrava cuando, además, de las faenas laborales, el resto del tiempo se le dedica a la televisión, para ver novelas, series de Netflix, fútbol y demás. Diversiones que, junto con navegar en internet, se han convertido en una peligrosa costumbre que se apropia de nuestro tiempo. Peligrosa porque se hace a expensas de la vida en familia, de la vida en pareja y del mismo cuido personal. 

Esto repercute de manera importante en el escenario familiar. Hijos que casi no ven a sus padres, hijos que no comparten con sus padres, hijos que no comparten el desayuno, ni el almuerzo, ni la cena con sus padres, hijos que sienten que son una carga o un estorbo para sus padres, hijos que van creciendo al margen de la familia y deambulan “medio solos por la vida”. Situación que suele agravarse cuando la pareja está separada o uno de los padres está ausente.

Desde luego, el vínculo de pareja también se ve afectado. No hay tiempo para el amor, para la sexualidad, para conversar los temas importantes ni mucho menos para conversar sobre lo intranscendente. A altas horas de la noche estas parejas buscan, aunque sea, un breve espacio para la intimidad cuando el cansancio y el sueño les gana la partida. Situaciones que, a mediado plazo, condicionan cierto distanciamiento físico, emocional, vivencial y sexual.

Bajo esta rutina cotidiana, el tiempo para el cuido personal también se desvanece. El ejercicio, es sustituido por el sedentarismo, la comida sana hecha en casa da paso a la comida chatarra que llega en un santiamén y el sobrepeso comienza a poblar el panorama familiar.

Por eso, hoy la consigna “ver más a mis hijos que a mi jefe” resume una nueva batalla que todos debemos librar en el cada día, rescatar la vivencia familiar, la vida en pareja, y el cuido personal.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández / Sexólogo

EMAIL: [email protected]

Lunes 03 Mayo, 2021

HORA: 12:00 AM

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