En este caso, una persona es prevenida o reprimida antes de repugnar la situación. La sensación es que no podemos hacer nada al respecto. No podemos defendernos en ciertos eventos, esto es “aprender” porque en el pasado vivimos una situación en la que no podíamos defendernos.
Como seres humanos, ¿cómo desarrollamos la indefensión aprendida? Para entender su desarrollo entre las personas, daré un ejemplo.
Marianela salió a cenar con sus amigas, durante la cena, una persona en una mesa cercana comenzó a hacer comentarios inapropiados sobre ella, llegando incluso a decir varios insultos. Una amiga de Marianela le preguntó: “¿Por qué no le dices algo y te defiendes?” Marianela respondió: “Mucha gente me provoca y no puedo hacer nada”.
¿Qué observamos en este ejemplo? Marianela todavía está completamente a la defensiva. No hace nada porque cree que no puede hacer nada. Su comportamiento era pasivo porque creía que, si se defendía, sería inútil.
Entonces: ¿por qué llamamos a esto indefensión aprendida? Porque Marianela está indefensa y porque, además ha aprendido a serlo. Es muy probable que ella en el pasado haya vivido un acontecimiento negativo e incontrolable donde se ha defendido, pero no ha obtenido resultados positivos.
En definitiva, las personas que adquieren una actitud pasiva piensan que da igual aquello que hagan que no va a tener ningún efecto (perciben una falta de control). Podríamos decir incluso que se resignan a estos hechos.
Por tanto, es habitual que mujeres que han sufrido violencia de género, niños que han sido maltratados, o que han sufrido bullying o mobbing desarrollen indefensión aprendida.
¿CUÁLES SON LOS PRINCIPALES SÍNTOMAS DE LA INDEFENSIÓN APRENDIDA?
Estos pueden ser muy diversos y causar malestar en diferentes áreas de la vida de una persona. A ello, diré los contenidos principales para que puedas identificarlos:
Pensamientos de resignación y fracaso: la gente piensa que nunca ganará, se siente completamente destruida. Renunciaron y pensaron que serían impotentes para cambiar la situación.
Ansiedad: debido a que esta persona no puede resistir los eventos negativos, se sentirá muy ansiosa cuando sucedan. Además, estarán alerta, lo que provocará una activación y producirán una variedad de síntomas de ansiedad: taquicardia, hormigueo en las manos, mareos, sudoración, etc.
Preocuparse constantemente por eventos negativos incontrolables: cuando estas personas descubren que están enfrentando eventos negativos, se preocupan por lo que sucederá. Este sentimiento eventualmente producirá síntomas de ansiedad. Lo importante es que el hecho de que no actúen cuando ocurre un evento negativo no significa que no tengan miedo.
Motivación insuficiente: estas personas tienen poca motivación porque piensan que no importa lo que hagan, y que, por tanto, no mejorarán.
Sentirse restringido y negativo: cuando surgen problemas, estas personas no pueden defenderse, ni siquiera detenerse, y parecen en blanco. Es decir, no buscan soluciones a situaciones y / o problemas negativos.
Pesimismo: Suelen centrarse en los aspectos negativos de las cosas.
En definitiva, cuando nos ocurra algo incontrolable nos producirá desamparo en el aprendizaje, y sentiremos un descontrol, porque la respuesta que damos no nos ha traído resultados beneficiosos. Esto nos enseñó a ser pasivos. Esto puede tener un amplio abanico de efectos en nuestra salud mental, dando lugar a múltiples síntomas que nos hacen sentir incómodos: ansiedad, falta de motivación, depresión, etc. El desamparo aprendido puede resolverse en psicoterapia a través de diferentes métodos, estas técnicas pueden ayudarte a reorganizar tu pensamiento y mejorar tu autoeficacia. No dude en solicitar la primera cita para que podamos evaluarla.
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Dra. Morales.
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