Soy un hombre divorciado de 42 años. Dejé a mi esposa hace dos años porque me enredé con una compañera de trabajo. La relación no duró más que un año porque me di cuenta que quiero mucho a mi señora. Me costó mucho que ella me diera una oportunidad, al fin volvimos, pero ella cada vez que estamos en la cama empieza bien, pero se enfría porque piensa que lo que le hago a ella se lo hice a la otra. Ya llevamos tres meses así.
La infidelidad es una vivencia cada vez más frecuente en nuestra sociedad, y en muchas ocasiones son infidelidades terminales, es decir, que dan al traste con la relación existente para dar cabida a una nueva relación. Como se comprenderá a veces ese nuevo proyecto de pareja se desvanece y muchos ansían volver a la relación previa.
Reestablecer una relación después de que ha sucedido una infidelidad es una tarea titánica, que va más allá de la convicción de ambos por su deseo de volver, es decir, no basta con que ambos quieran darse una oportunidad, es necesario que ambos hayan superado totalmente la amargura y la inseguridad vividas.
En el cada día es común que afloren las dudas y los recelos. Ante un atraso al volver a casa, surge la idea de “estará con la otra”, ante ciertas llamadas también aflora el recuerdo de tantas veces que surgían las conversaciones furtivas y también es común que en la esfera íntima afloren ideas intrusas e imágenes sexuales de la otra relación.
Estas y muchas otras situaciones son muy difíciles de sobrellevar y por general ensombrecen el éxito de la reconciliación, a pesar de las buenas intenciones y los deseos genuinos de ambos por reestablecer la relación. Por eso, siempre decimos que ante una infidelidad se debe buscar ayuda profesional, con el fin de determinar las áreas difíciles de superar y que a través de un proceso terapéutico son más fáciles de resolver.
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CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández
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Miércoles 10 Febrero, 2021
HORA: 12:00 AM
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