Soy una mujer casada de 35 años. Me casé hace cinco años y como por arte de magia él cambió desde que salimos de la iglesia. Siempre había sido un novio atento, de buen trato, pero ahora peleamos por todo. Mi vida era buena, yo siempre estaba alegre, ahora, discutimos por cualquier cosa y la vida es un infierno. Antes el sexo era muy bueno, ahora ni me toca. Lo único que está bien en mi vida es el trabajo.
Esta es una de las frases que escuchamos por doquier, sea en la consulta, en la conversación íntima y hasta en reuniones joviales. Personas que producto de una reflexión profunda piensan que el matrimonio fue una mala decisión y que cambió, para mal, el rumbo de su vida. Curiosamente son muchas personas casadas, las que se expresan de esa manera, olvidando que, si el peor error en la vida ha sido casarse, en realidad el peor error reside en no buscar ayuda profesional, sea para mejorar el convivio marital, o para optar por una separación.
La vida amorosa es compleja, todos estamos expuestos a equivocarnos con las decisiones que tomamos en el plano emocional, por eso tenemos que entender la importancia de enmendar los errores y no resignarnos a vivir con las consecuencias de una equivocación.
Es esperable que en los vínculos maritales surjan diferencias, mal entendidos, problemas de convivio, que cuando son tratados a tiempo, se suelen superar fácilmente y les permite a ambos vivir una vida de pareja plena. Buscar ayuda profesional es urgente cuando surgen problemas mayores como violencia, infidelidad, conductas peligrosas, entre otras, porque no solo pone en riesgo la estabilidad de la relación sino también la vida misma.
Por eso debemos abandonar aquella idea de que el tiempo todo lo cura, que es cuestión de dar un compás de espera y las cosas cambiarán por sí solas. No importa la edad, todos tenemos derecho a ser felices.
PERIODISTA:
CRÉDITOS: Dr. Mauro Fernández
EMAIL:
Viernes 05 Febrero, 2021
HORA: 12:00 AM
SIGUIENTE NOTICIA