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Opinión

La cultura del ahorro puede marcar la diferencia

Editorial

El hábito del ahorro es uno de los primeros que deberían enseñarnos en la etapa escolar. En el hogar muchos padres de familia tratan de inculcar a sus hijos la importancia de guardar hoy para los imprevistos o necesidades del mañana.
Octubre es el mes en que se celebra esta práctica, que debería impartirse como una materia más en la escuela y el colegio para ver si acaso muchos dejan de imitar las malas costumbres del gobierno, de gastar lo que no tiene y no recortar los gastos innecesarios.
Quienes sí acostumbran ahorrar son los que pudieron hacerles frente a los despidos, rebajos de jornada laboral y suspensiones de contrato, pudiendo encarar los gastos e imprevistos suscitados por la pandemia.
Ahorrar es difícil en cualquier época del año, pero más ahora que nunca porque todos estamos en apuros económicos. Muchos están haciendo frente a los gastos de sus familiares que quedaron con una mano atrás y otra adelante a causa de la crisis.
Los colones que vayamos guardando marcarán la diferencia entre lo que tenemos y lo que no. Hoy puede ser un gran sacrificio, sin embargo el día de mañana puede permitirnos hacer frente a este tipo de imprevistos que nos dejó el Covid-19.
Hay un punto que no debemos olvidar con la irrupción en los últimos años de las tarjetas de crédito y los préstamos fáciles. Muchos se han dejado embaucar para comprar artículos que no necesitan y con ello comienzan a surgir las deudas inmanejables.
Precisamente este tipo de situaciones son las que provocan que muchas personas caigan en estado de pobreza, pues en un primer momento van y compran de todo, pero al no poder pagar terminan perdiendo lo adquirido, entonces quedan peor que antes.
La cultura del ahorro no es una práctica común entre los costarricenses. En la actualidad muchos tienden a llenarse de tarjetas de crédito sin pensar que esos gastos deben pagarlos después, casi siempre a un alto costo, debido a los elevados intereses, que duplican y hasta triplican el valor de las compras. Tal parece que se ha convertido en un deporte usarlas de manera indiscriminada, sin pensar en las consecuencias.
La situación resulta alarmante y para colmo ahora ofrecen plásticos adicionales, los cuales se entregan a los hijos o la pareja del titular, lo que es una tentación para quienes se dedican a comprar artículos innecesarios.
El problema con las tarjetas adicionales es que en muchas ocasiones se les entregan a personas que no saben usarlas. Esto ocurre principalmente con los adolescentes, a quienes sus padres se las entregan para emergencias, pero como todos sabemos, muchas veces los menores no están conscientes de sus gastos.
Desde hace mucho tiempo se viene trabajando para frenar los cobros excesivos que se hacen por medio de los plásticos, ya que algunos aprovechan para ofrecerlos a ciudadanos que no tienen cómo pagar.
Ante ese escenario es frecuente que se vean envueltos en procesos judiciales y muchos terminan perdiendo bienes que les costaron muchos años de trabajo.
No siempre son los ciudadanos quienes solicitan estas tarjetas, sino que los entes bancarios ponen a sus empleados a llamar hasta el cansancio para colocarlas en el mercado, sin analizar a fondo si se trata de personas con capacidad de pago.
A los promotores del dinero plástico parece importarles poco el poder adquisitivo de la gente, ya que ganan determinados porcentajes por colocar las tarjetas.
Otro punto negro de endeudarse así es el acoso de algunos entes emisores porque empiezan a llamar desde primeras horas en la mañana, sin importar si el dueño de la deuda puede contestar. A veces es tanta la insistencia que la gente se desespera y responde de manera grosera.
Se debe aprender que el uso de una tarjeta implica un orden en nuestras finanzas personales y familiares, en especial si además se decide entregar adicionales.
Si no hay orden, a muchos les va a pasar lo mismo que a Costa Rica: no recortan gastos y gastan todo lo que tienen. El tema es que no podemos hacer un plan fiscal en nuestras casas, pero sí dar el ejemplo zocándonos la faja.
Cuando se está ante una situación complicada a causa de deudas por este rubro lo recomendable es redoblar esfuerzos en cuanto al control de las compras. También debemos recordar que cuando se paga el monto mínimo, el saldo sigue creciendo debido a los altos intereses que caracterizan a la mayoría de tarjetas de crédito.
Al ser ordenado en las finanzas personales el dinero plástico puede resultar un buen aliado para hacer determinadas compras, aprovechar algunas promociones o salir de algún apuro económico.
Si usted es de los que compran y pagan puede tener una relación sana y duradera con su tarjeta.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Martes 27 Octubre, 2020

HORA: 12:00 AM

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