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Opinión

¿Qué significaría un default?

ANFE

Las palabras crisis y default ya son parte de nuestro día a día, y nos las recuerdan cada vez que vemos noticias como que más de 1,5 millones de viven en pobreza, el déficit se acerca a alarmantemente al 10% y una relación deuda pública PIB de más de un 60%, pero ¿qué significa todo esto y qué significaría caer en default?
Como ya muchos expertos lo han señalado, llegamos hasta esta situación producto de más de 12 años de “incentivar” el consumo a través del Estado. Costa Rica pasó de tener un superávit primario de 3,6% y un superávit fiscal de 0,6%. Hasta hoy, donde nuestro déficit primario se proyecta en 2,7% y el déficit fiscal en un 9,7% (siendo demasiado optimistas).
Veamos un ejemplo práctico, para comprender bien a qué nos enfrentamos. Su familia tiene un ingreso de $400, de los cuales gasta $100 en servicios como agua, luz, teléfono y cable, gasta otros $100 en alimentación, $50 en transportes, $100 en la educación de su hijo, $50 en ocio y $25 en medicamentos, al final sus gastos consolidados son $425, por lo que tiene un déficit primario de $25.
Y, adicional a esto, resulta que tienen un crédito que tomó hace unos meses y debe pagar una cuota de $100, por lo que ahora su situación cambia y más bien tiene un déficit financiero de $125, por lo que el gasto total es de $525 cuando sus ingresos apenas son de $400. Exactamente eso les ocurre a los Estados, los gobiernos se endeudan para sufragar gastos de capital para aumentar la capacidad instalada de un país o bien para hacerle frente al gasto corriente, en el caso de Costa Rica es la segunda. Ahora, qué hacer para enfrentar ese déficit. Bueno, grosso modo, hay 4 formas: recortar el gasto, subir los impuestos, imprimir más moneda y solicitar más deuda.
Aquí es donde se vuelve un poco complejo. A los gobiernos no les gusta los recortes, ya que es “impopular”, según ellos, pero las otras tres medidas tendrían un impacto negativo en la economía. Primero los impuestos son un desincentivo a la inversión y al consumo, por lo cual crean un efecto de desaceleración económica. Segundo, si un gobierno decidiera emitir, esto generaría un efecto inflacionario que precarizaría los ingresos, ahorros y pensiones de las personas. Tercero, pero no menos dañino, es la emisión de deuda, cuando un gobierno emite o acumula demasiada deuda la situación se vuelve insostenible, además de secar los mercados crediticios internos, deja al sector productivo (privado) con menor acceso al crédito y tras de eso más caro.
En Costa Rica ya intentamos el primero, con la aprobación del PACquetazo fiscal, que no sirvió para nada, aún con recursos frescos a diciembre de 2019, el gobierno presentó un déficit primario de 0,1% lo que significa que los gastos siempre fueron superiores a los ingresos. Por ley el gobierno no puede ser financiado por el BCCR y la tercera opción, los mercados financieros internaciones, están a punto de cerrarnos la puerta.
Volvamos al ejemplo de la familia, supongamos que su déficit financiero aumentó a $200, por pedir otros créditos, ya no pueden hacer le frente a los consumos básicos como alimentación, servicios y educación. Y a pesar de buscar en el mercado más crédito nadie les quiere prestar ya que el ingreso líquido es del 50% sin contar gastos, por lo que la familia decide declararse en impago. Sin medir las consecuencias, primero a la familia le degradan (todavía más) su calificación de crédito entrando a la lista de morosos y aislándola de la posibilidad optar por más deuda, como no tiene para pagar, ya ni la pulpería de la esquina les da “fiado”, por lo que su nivel de confianza cae.
A nivel de los Estados, caer en default es similar, el nivel de confianza cae y el acceso a los créditos se cierra, los canales de crédito del BID y del Banco Mundial para el desarrollo de infraestructura se detendrán, en otras palabras, digámosle adiós al tren del PAC, y se comprometerán desembolsos de préstamos ya aprobados para terminar obras.
Ahora parte de la deuda está en manos del sector público y en los fondos de pensiones, por lo que de un impago del gobierno se podrían esfumar los ahorros de las personas en cuestión de días, lo cual condenaría a la pobreza a un montón de costarricenses, y atentaría contra la estabilidad interna del sistema financiero.
La presión por recursos irá al mercado interno, lo elevará las tasas de interés afectando enormemente los créditos de las empresas y de las personas. Las agencias calificadoras degradarían la nota de Costa Rica poniéndola en bonos basura, lo que complicaría la atracción de inversión ante un pesimismo en el clima para hacer negocios. El gobierno se quedaría sin fuentes de ingresos y los salarios de los empleados públicos y las transferencias correrían un grave riesgo de no poder cumplirse, irrumpiendo de manera enorme la paz social. Caer en default es sumamente grave y demos actuar pronto, porque de lo contrario la situación irá siendo cada vez más grave conforme pase el tiempo.

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Miércoles 21 Octubre, 2020

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Sebastián Trejos

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