Gilberth Jiménez Siles, alcalde de Desamparados, asegura que las grietas y deslizamientos ocurridos en la urbanización Valladolid en Los Guido de San Miguel, en ese cantón capitalino, no representan un riesgo inminente para los vecinos afectados.
La situación la dieron a conocer los lugareños luego de que en el mes de junio aparecieran las primeras aberturas que ya alcanzaron varias de las viviendas debido a las fuertes lluvias. En total son 22 casas que albergan unas 90 personas.
Este miércoles Jiménez en conjunto con un equipo interinstitucional se presentó en la comunidad para realizar una inspección en las propiedades y, según dijo, por el momento los riesgos que encontraron son controlados.
Agregó que han estado controlando a nivel topográfico los movimientos en los últimos 13 días, siendo que en cada uno de ellos se detectó un aumento aproximado de 1 milímetro en las grietas, pese a esto no pueden proyectar cuánto tiempo tienen para auxiliar a los lugareños.
“Cuando se da un desplazamiento mayor tiene otro comportamiento y ahorita no estamos con ese comportamiento. Podríamos decir que tenemos un riesgo controlado y no estaríamos en uno inminente, no obstante, si hay que tener claridad de que no podemos estar confiados. No podemos decir ‘cerremos los ojos y a lo que Dios quiera’, estamos tomando las previsiones necesarias para evitar una pérdida de vidas y no ocurran consecuencias mayores”, sostuvo.
No obstante, ese no es el mismo sentimiento de los lugareños, pues todos manifiestan que ni siquiera pueden dormir tranquilos porque temen que en cualquier momento tengan que salir corriendo para salvarse.
Una de ellas es Sandra Hernández Lizano, afirma que las autoridades no les tomaron importancia a las alertas, ya que la intención de la comunidad siempre fue que les ayudaran con un trabajo preventivo para evitar caer en la situación en que están ahora.
De acuerdo con Hernández, el primer deslizamiento que los puso en alerta ocurrió en 2017 y desde entonces han estado en la lucha solicitando ayuda al Municipio y la Comisión Nacional de Emergencias (CNE). La primera reunión para tratar el tema la tuvieron en febrero de 2018 pero es hasta ahora les dan la atención que pedían.
Al respecto, el alcalde aseguró que sí han trabajado con la ejecución de estudios y la compra de tuberías para evitar que las aguas residuales y pluviales sigan lavando el terreno, mientras que ahora están a la espera de una solución de vivienda, sin embargo, esto sería a largo plazo pues podría llevarse más de 1 año.
“Hemos hecho obras de mitigación como canalización de las aguas, tenemos operarios trabajando y estamos restringiendo los ingresos a nivel de la calle. Es decir, que se transite por la parte lateral izquierda para que no se tenga un sobrepeso. Queremos hacer una valoración más amplia con el equipo para determinar la posible evacuación preventiva para que estas familias pasen el resto del invierno en un edificio más seguro”, sostuvo.
HISTORIAS
• “Sentimos el movimiento de la tierra”
Jeaneth Rojas Fuentes, conversó con DIARIO EXTRA y aseguró que durante los últimos días no han tenido paz pues temen que la casa se deslice hacia el precipicio.
“Estamos muy preocupados, nosotros sentimos el movimiento de la tierra, esto nos está robando la paz, no podemos dormir tranquilos. Aquí vivimos mi esposo, mis dos hijos y yo, pero mandé al menor donde mi mamá en Guadalupe”, dijo.
• “No tenemos paz”
El miedo es todavía mayor para doña Grettel Arrieta Chavarría y sus cuatro hijos pues la casa donde viven está al borde del precipicio, incluso, la instalación de tuberías se realiza a pocos metros del patio.
“Esto en cualquier momento es un detonante y cae, más cuando llueve o hay un sismo. Ya no vivimos tranquilos, no tenemos paz, no hay seguridad y también pensar en qué vamos a hacer”, comentó.
• “No dormimos, ni comemos”
La situación es tan preocupante que la lugareña Isabel Sánchez Badilla fue a dar hasta el hospital por el estrés que esto le ha generado. Ella cuenta que cada día que pasa le agradecen a Dios por amanecer vivos y no en el guindo.
Su casa es de dos plantas y debido a las grietas el segundo piso ya está falseado por lo que se vio obligada a mandar a uno de sus hijos a dormir donde una hermana.
“Nosotros estamos con tanto temor que no dormimos, ni comemos. Cuando llueve todos los vecinos estamos en la misma posición. Si truena no sabemos si es el cielo o se nos está yendo la casa al precipicio”, expresó.
• “No podemos irnos”
Para Wendy Cordero Garro lo más triste es que la casa en que vive junto a su mamá y dos hijas es la única propiedad que tienen que con el paso de los años y el esfuerzo fueron haciéndole arreglos sin imaginar la situación en la que ahora se encuentran.
“Todos los días es ver qué se hace, no podemos irnos, si tuviéramos dónde ya lo hubiéramos hecho. Ahorita lo principal es la vida de todos, uno ora a Dios pidiendo que no vaya pasar una desgracia, no podemos dormir porque uno escucha un trueno o retumbo y es preocupante, necesitamos una solución”, contó.
PERIODISTA: Mónica Matarrita Mora
CRÉDITOS: Fotos: Randall Sandoval
EMAIL: [email protected]
Jueves 17 Septiembre, 2020
HORA: 12:00 AM
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