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Opinión

Delincuencia y asesinatos de la mano de pandemia

EDITORIAL

Vamos por el octavo mes del 2020, un año atípico porque el modo de vivir de todos se ha visto afectado de alguna forma por la pandemia. Muchos no han podido volver a abrir su negocio, celebrar cumpleaños; mientras para otros los paseos y las reuniones sociales han quedado en el olvido. La escasez de ingresos y alimentos golpea la puerta de miles, cuyas familias empiezan a sentir los efectos devastadores de un problema de escala mundial que en Costa Rica se pasea de la mano de la delincuencia y los asesinatos.

Además, infinidad de sueños y planes se han visto truncados o, por el contrario, se han vuelto una pesadilla, verbigracia el tener un negocio. Durante esta coyuntura del Covid-19, el “#Quédate en casa” ha quebrado a cientos de emprendedores, una importante cantidad de personas se han quedado sin trabajo y sin posibilidad de conseguir otro porque no hay empresas que estén ofreciendo empleo, pues se trata de sectores que también enfrentan restricciones para su operación.

A esa pesadilla se suma que en lo que va del año contabilizamos más de 326 asesinatos, con lo que superamos el registro de 2019 para el mismo periodo. No deseamos ser alarmistas, pero basta con ver la cantidad de muertes de la semana anterior para darse cuenta de que hay algo que no anda bien: 11 muertos de manera violenta en 7 días no es de un país que se jacta de ser un lugar de paz.

Llama nuestra atención que, pese a quedarnos “encuanrentenados” durante varios meses por el tema del coronavirus, los homicidios ya llegaron a la cifra de 326 personas, sobrepasando por mucho las 235 que ha matado el Covid-19. 

Sin embargo, las indicaciones dictaban que nadie podía salir de su casa, que se hacían megaoperativos y había restricción de placas, pero no creemos que la delincuencia toda haya actuado a pie. Tampoco podemos dejar pasar por alto que la actividad comercial está detenida, los bares, discotecas y restaurantes cerrados, por lo que hay menos tránsito vehicular y de personas. 

A miles le preocupa la pandemia del coronavirus que ha matado a millones de personas alrededor del mundo; por nuestra parte, en Costa Rica se nos hincha el pecho porque a pesar de todo ni los números de contagio ni de muertes se han disparado como en otras latitudes. 

No obstante, los ticos no podemos descuidar otros flancos, pues la violencia que aqueja nuestro país viene a contradecir el imaginario social de paz. En otras palabras, hay que cuidar la paz tanto como la salud, pues resulta inadmisible que nos quedemos de brazos cruzados mientras vemos que muere más gente por asesinato que la que fallece por este temido virus que hincó al planeta entero.

Si seguimos a este paso, para final de año vamos a duplicar los asesinatos reportados en años anteriores y vamos a volver a la época de terror que vivió hace unos años en Desamparados, Pavas y otros lugares, cuando había un muerto de manera violenta un día sí y otro también. 

En definitiva, estos crímenes vienen a minar la ya decaída moral de la ciudadanía, ya bastante asustada con el panorama reinante de incertidumbre. Hay que reconocerlo, los crímenes, el narcotráfico y el lavado de dinero nos sacaron de la zona de confort en que vivimos históricamente, poniéndonos a las puertas de una realidad nunca explorada.

Es importante que las autoridades busquen cómo detener estas bandas porque claramente esos asesinatos son producto de guerras entre grupos de diferentes zonas por barrios donde expender sus drogas, cobronazos por deudas y muchas veces hasta tienen que ver con pleitos de faldas.

El problema actual es que la problemática no está sectorizada, ahora en cualquier momento y en cualquier lugar se arma una balacera, no hay refugio ni lugar exclusivo por mucho que valga, pues lastimosamente en la delincuencia pulula en cualquier lugar. 

Entre lo más preocupante y que debe encender nuestras luces de alarma está que los gatilleros atacan sin importar quien esté alrededor, sean niños, mujeres, ancianos.

El desempleo es caldo de cultivo de la delincuencia, pues las bandas criminales, el sicariato y el narcotráfico tienen todas las armas para reclutar a estas personas y aprovecharse de su desesperación por no tener un trabajo o quedarse sin dinero para suplir las necesidades básicas de sus familias.

Hay que poner las barbas en remojo. No bajemos la guardia, la seguridad es un tema de todos y poco pueden hacer por sí solas las autoridades si los ciudadanos no denunciamos a las líneas confidenciales y no incorporamos los grupos de seguridad ciudadana. 

Costa Rica tiene que hacer grandes esfuerzos para revertir el efecto de la violencia. El gobierno no puede dejar de lado la inversión social, debe mejorarse la calidad de la educación y la seguridad social, también la migración requiere de una intervención urgente. 

Si no se soluciona pronto el tema del desempleo, la pobreza y el hambre, nos van a terminar carcomiendo como sociedad, pues sí o sí la gente en su desesperación puede tomar decisiones extremas.

PERIODISTA: Redacción Diario Extra

EMAIL: [email protected]

Lunes 10 Agosto, 2020

HORA: 12:00 AM

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