Las autoridades de Adaptación Social descubrieron algo inusual y peligroso en el sector de mínima seguridad del centro penal La Reforma que ocasionó una investigación a lo interno para intentar esclarecer lo ocurrido.
El descubrimiento se produjo a las 7:10 p.m. después de que un grupo de policías penitenciarios terminó el recuento de los privados de libertad del ámbito A, pero cuando se disponían a cerrar el portón metálico notaron que estaba desmontado.
La estructura tenía el único candado cerrado en su sitio, pero las dos bisagras estaban cortadas con segueta, por lo cual lo único que debían hacer para salir era levantar el soporte y cuando regresaban volvían a colocarlo. Por ello, cada vez que la policía abría o cerraba no “notaba” nada extraño.
Al parecer la corta de la bisagra se realizó con herramientas hechizas y contó con la colaboración de varios reos.
SILENCIOSO
Lo que llama la atención es que, al momento de desmontar el pesado portón, que presuntamente los reclusos quitaron varias veces, los policías de ronda no escucharon el ruido que esa acción provocaba.
En apariencia los presos del dormitorio 4 salían durante las noches y madrugadas a recoger en los patios diferentes tipos de droga que eran lanzados desde afuera, muy cerca de la tapia perimetral.
Es evidente que la seguridad del centro penal se vio violentada y vulnerada por los propios reos y según la policía no se dio una fuga masiva porque no quisieron a pesar de tener todo a su favor (oscuridad, recurso policial disminuido, contacto en el exterior del centro penal).
Gracias a la recopilación de información y la pericia de la policía se detectó el ilegal actuar de los reclusos, sin embargo las autoridades de Adaptación Social no descartan que algún oficial de seguridad diera alguna colaboración para no reportar el ilegal movimiento.
Supuestamente los policías solicitaron una máquina de soldar y otros materiales para arreglar el portón.
POLICÍA DIEZMADA
Fuentes confidenciales mencionaron que existe falta de personal de seguridad por la pandemia, además un grupo importante -al menos 30 uniformados- está incapacitado por padecer Covid-19, por lo que un solo oficial debe cubrir hasta 3 pabellones solo.
Desde inicio de año el Ministerio de Justicia realizó varias ferias de reclutamiento de personal en Liberia, Pérez Zeledón y Limón, entre otros, donde fue tanta la anuencia de oferentes que en algunos lugares se tuvo que hacer una doble jornada para reclutar.
En una situación de emergencia nacional como la que vivimos es importante que las autoridades de Justicia den una respuesta más oportuna para contratar personal, desconocemos el paradero de las hojas de vida de los interesados en formar parte de la Policía Penitenciaria.
Las fuentes mencionaron que aun cuando no exista la posibilidad de contratar gente de forma permanente, en estatuto policial y el servicio civil permiten emplear por servicios especiales y profesionales hasta por un periodo de 3 meses, lo que ayudaría mucho en la respuesta a los casos positivos donde las órdenes de aislamiento son al menos de 14 días.
Mientras los centros penales necesitan personal, la directora de la Policía Penitenciaria, Deisy Matamoros, al parecer está confeccionando una unidad de secretaría para revisar los documentos que ella debe ver y en eso está ocupando tres funcionarios.
