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Opinión

¿Desfinanciar la policía?

Alejandro A. Tagliavini*

El día que respetemos la ciencia de la lógica -y seamos coherentes-, las sociedades progresarán con una rapidez que hoy ni siquiera imaginamos. Claro que, precisamente, es un camino de madurez, de desarrollo. 

Su primera ley es el “principio de no contradicción”, según el cual una proposición y su negación no pueden ser verdaderas al mismo tiempo. Parménides formuló su ley de identidad que enuncia “lo que es, es y lo que no es, no es”. Luego en La República de Platón el personaje Sócrates dice, “la misma cosa no estará dispuesta al mismo tiempo a hacer o sufrir cosas contrarias”. Y Aristóteles asegura que “es imposible que, al mismo tiempo y bajo una misma relación, se dé y no se dé en un mismo sujeto, un mismo atributo”. 

Así, y dejando la discusión sobre que el mal no existe, sino que es ausencia de bien- no es posible que con un mal se logre un bien: de la violencia no puede surgir la vida, la paz, sostener que la violencia puede traer paz o vida es incoherente, y por ende destructivo, y puede provocar una “bola de nieve”.

Hoy, algunos gobiernos violentan a sus ciudadanos y cierran mercados -un mal-, supuestamente para cuidar la salud -un bien-, y la destrucción es tan importante que hasta la OMS ahora admite que es “prácticamente imposible” mantener fronteras cerradas, “las economías deben reabrir, la gente tiene que trabajar”.

Y esta bola de nieve, aunque todavía estamos muy lejos, podría terminar hasta en una guerra nuclear global si las escaramuzas como el cierre de consulados y las demostraciones de fuerza de las armadas en el Mar de China Meridional aumentan.

Este cierre de mercados produjo desocupación y alienación en muchos ciudadanos aumentando un enardecimiento que se volcó, en parte, en los hechos ocurridos luego del homicidio de George Floyd. Y el viejo eslogan de “desfinanciar la policía” fue reflotado por la izquierda proponiendo que esos fondos se vuelquen a programas sociales que, supuestamente, solucionarán la delincuencia y, la poca que quede, podría controlarse sin policía. Y recuerdan que, antes de establecerse el sistema policial, las colonias estaban protegidas por una “vigilancia nocturna”.

La derecha recela y tiene razón, de hecho, es incoherente pretender fondos estatales para programas sociales sin un poder policial que obligue a pagar impuestos. Pero la derecha yerra en la solución, no entiende la libertad, porque olvida la lógica que dice que el bien se consigue solo con más bien, “los problemas de la libertad se solucionan con más libertad”.

En febrero visité Liechtenstein, país de 40 mil habitantes más miles que entran diariamente, que demuestra que el delito se combate con libertad, con bien, no con policía. El peso del Estado es tan bajo que la presión fiscal equivale al 20% del PBI (la media europea es del 30%) y le queda 5% de superávit fiscal, el desempleo es inexistente tanto que el 55% de la fuerza laboral diariamente viene del exterior, el salario promedio mensual es de US$ 6500, tienen solo 5 políticos rentados, 91 policías y 12 presos, ninguno por robo u homicidio y, si no fuera que tienen una política dura en cuanto a drogas, los presos serían solo dos, por estafas. Tan poca policía tiene (ergo, menos gasto estatal) que, Alexander Ospelt, uno de los mejores abogados locales, me decía ironizando que, si veía un patrullero pasar por la noche, tenía 50% de posibilidades de no ser pillado porque hay solo dos. 

 

* Senior Advisor en The Cedar Portfolio

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Jueves 30 Julio, 2020

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