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Sucesos

33 familias lloran por desaparecidos

Sin rastro en últimos 7 años

  • En Matina una familia desapareció en 2014, lo único que encontró la policía fueron platos con comida en la mesa. (Foto: Archivo)

Un total de 33 personas se mantienen en la lista de desaparecidos del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y cada día que pasa tanto la angustia como el dolor crecen en sus familias, que llevan meses o años con la esperanza de saber algo de sus seres queridos.

A esa cantidad de ciudadanos se les perdió el rastro entre 2013 y 2020. Este año los únicos de quienes no se sabe nada son Allison Bonilla Vásquez, vecina de Cachí en Paraíso, Cartago, y Christian Tijerino López, un tico-estadounidense que fue visto por última vez en Bagaces, Guanacaste.

A ellos dos se suma Karin Holzapfel, una alemana de 33 años cuya familia no supo más de ella desde el 28 de junio cuando vacacionaba en Jacó, Garabito.

Recientemente en una comparecencia ante la Comisión de Seguridad y Narcotráfico, Walter Espinoza, director general del OIJ, explicó que durante los últimos siete años a nivel nacional los agentes han recibido 11.849 reportes por desapariciones y el 99,74% de los casos se resolvió con éxito.

Según Espinoza, una desaparición es la ausencia de una persona del domicilio o su ámbito usual en que se le puede ubicar. 

A las desapariciones se añade la fuga, la cual es aquel retiro voluntario del individuo, casi siempre son menores de edad.

También está el alejamiento, que ocurre cuando un ciudadano mayor de edad toma la decisión de retirarse de su hogar.

NÚCLEO COMPLETO

 

Uno de los casos más impactantes es el de una familia de cuatro miembros que desapareció el 3 de setiembre de 2014 mientras estaban comiendo en su casa en Matina, Limón. 

Se trata de Víctor Julio Blanco Vega, de 33 años, quien laboraba como oficial de Fuerza Pública; su esposa Shirley Andrea Angulo Fernández, de 30; así como las dos hijas de ambos de 0 y 2 años.

De acuerdo con Espinoza, tras las pesquisas hechas por los investigadores se determinó que la desaparición de ellos se debe a problemas de naturaleza criminal, lo que provocó que fueran abordados y nunca más ubicados por el OIJ.

La última diligencia hecha por este caso fue una solicitud de petición de allanamiento a la Fiscalía de la zona la cual no se concretó, por lo cual se finalizó la investigación desde la perspectiva operativa, pues el caso continúa abierto.

 

CINCO MUJERES

 

En cuanto a la cantidad de mujeres desaparecidas durante estos últimos siete años, se contabilizan cinco más. 

Uno de los casos más recientes es el de Allison Bonilla Vásquez, vista por última vez el 4 de marzo anterior cuando caminaba hacia su casa en Ujarrás de Cachí, Cartago, tras visitar a su novio al no tener clases en el colegio nocturno.

Hace unos días, Rodrigo Araya, abogado de la familia, confirmó que un conocido de la joven y dos sujetos más habrían sido los responsables de llevársela, mismos que ya están plenamente identificados.

Otra desaparición recientemente denunciada es la de la alemana Karin Holzapfel, de 35 años. Ella llegó a Costa Rica hace seis meses con la intención de tomarse unas largas vacaciones, pero desde el domingo 28 de junio su familia no pudo volver a comunicarse con ella luego de que les dijera que se quedaría en un hotel de Jacó.

Asimismo, otro hecho que causó gran conmoción en el país es el de Yerelin Alejandra Guzmán Calvo, quien tenía 5 años cuando sus allegados la vieron por última vez el 11 de julio de 2014. 

Precisamente este sábado se cumplen seis años desde que su madre la vio por última vez y según las pesquisas judiciales, al parecer, sería un familiar quien habría sustraído a la pequeña que vivía en Heredia.

Otra de las femeninas desaparecidas es una nicaragüense identificada como Merlyn Cecilia Silva Gutiérrez, de 36 años. Ella vivía en Hatillo, San José, y el 3 de octubre de 2016 le dijo a su familia que iría a una cita médica pues tenía la intención de abortar. Luego de eso nunca más apareció.

Asimismo, entre las mujeres desaparecidas se incluye a una que emigró ilegalmente de Pérez Zeledón a Estados Unidos junto a su esposo y un amigo, pero lamentablemente fallecieron frente a las costas de Bahamas.

 

24 HOMBRES

 

Otro dato importante a destacar en la cifra de personas reportadas como desaparecidas es que la mayoría son hombres, pues durante los últimos siete años no se sabe nada de 24 de ellos.  En los datos se contabilizan 11 pescadores de Limón, Puntarenas, Golfito y Santa Cruz. Cinco de ellos fallecieron tras sufrir un naufragio, situación que se determinó tras las pesquisas realizadas.

Cinco más son adultos mayores vecinos de Chomes, Los Chiles, Alajuela, Heredia y San José, quienes salieron de sus viviendas para dar un paseo y nunca más volvieron a ser localizados.

A ellos se suman tres hombres que salieron a trabajar y no regresaron; un paciente con problemas mentales que fue dado de alta de un centro médico, así como un nicaragüense que fue citado a juicio, pero nunca apareció ya que aparentemente se retiró a su país de origen.

Asimismo, otro de los casos es el de Christian Tijerino López, de 33 años, un tico-estadounidense desaparecido el 18 de febrero de 2020 en Montenegro de Bagaces, Guanacaste. Según su familia, ese día se trasladaba en un carro que se quedó sin combustible, por lo cual tuvo que estacionarse, momento en que lo interceptaron varios hombres que lo habrían privado de libertad.

 

CIFRA ACEPTABLE

 

DIARIO EXTRA conversó sobre este tema con expertos en seguridad y criminología. Uno de ellos es Gerardo Castaing, quien aseguró que la cifra de personas desaparecidas durante los últimos siete años es aceptable estadísticamente hablando.

De acuerdo con Castaing en nuestro país las desapariciones no corresponden a un delito hasta que no haya indicios que revelen que algo grave ocurrió con la persona, por lo cual, desde su perspectiva, deberían ser otros cuerpos policiales como Fuerza Pública los que se encarguen de la ubicación de esos individuos.

“Hay muchas situaciones en que las personas no es que desaparecen, sino que no aparecen por distintas causas, puede ser por deudas, situaciones de amenazas, porque quieren alejarse de la familia o por equis circunstancias. La cifra la veo normal desde esa perspectiva de estadística, en el sentido de que hay personas que no aparecen”, sostuvo.

Lo mismo opina Álvaro Ramos, abogado y analista en temas de seguridad, quien asegura que pese al crimen organizado internacional y el crecimiento exponencial de estructuras narco afortunadamente los números son bajos.

Eso sí, no se puede dejar de lado que estas 33 personas desaparecidas representan un escenario de dolor permanente en cada familia, así como un caso abierto en el ámbito judicial.

“Desde el punto de vista estadístico con una población mayor a 5 millones de personas durante 7 años, la estadística nos indica que por dicha se está en el lado bajo, no está en el lado exponencial o explosivo. Cuando nos referimos a eso tenemos que compararnos con países regionales como Colombia o México, El Salvador, Honduras, donde son masivas las desapariciones”, dijo.

Por el contrario, Greivin Alfaro Núñez, criminólogo y gerente de CR Criminología, asegura que el dato es alarmante y podría seguir aumentando. Para el experto existen casos de personas desaparecidas que no salen a la luz pública, ya sea porque están en negociación con familiares o porque no existe interés en presentar las respectivas denuncias.

“Esto va en aumento, desgraciadamente la misma criminalidad en el país y la fuerza con que el narcotráfico se está empoderando en Costa Rica va a hacer que siga aumentando. Todo este tipo de actividades ilícitas en relación a extravío de cuerpos, personas desaparecidas, fosas comunes y todo esto que se da normalmente en países como México y Colombia va a comenzar a repetirse en nuestro país y realmente no hay una estrategia de contención ante esta situación por parte de las autoridades”, expresó.

 

NO EXISTEN BANDAS

 

Ante la consulta sobre si en Costa Rica podrían existir grupos organizados que se dediquen al secuestro o desaparición de personas, los expertos descartaron esa posibilidad.

De acuerdo con Castaing, las desapariciones podrían deberse a otras razones, en el caso de los adolescentes una de las características en algunos de ellos es que suelen ir contra las figuras de autoridad, por lo que bajo esa premisa deciden abandonar sus hogares. 

Mientras que en personas adultas generalmente lo que ocurre son problemas familiares o de violencia que los motiva a alejarse.

“Yo diría que no, de acuerdo a mi experiencia, no hay organizaciones criminales fuertes que se dediquen a esto, puede haber casos aislados, pero no de manera industrial, por llamarlo de alguna forma, de organizaciones que estén haciendo esto en el país”, comentó.

Asimismo, Ramos manifestó que dichosamente el país no cuenta con la existencia de bandas dedicadas a llevarse personas para hacerlas víctimas de delitos como la trata o tráfico de órganos.

“No, no estamos en eso y tampoco hemos encontrado que es un asunto recurrente que se desaparezcan niños o personas sanas para ser traficados sus órganos, tampoco eso ha sido encontrado, definitivamente eso no ha sido encontrado en Costa Rica, cosa que es un elemento recurrente, por ejemplo en Guatemala”, concluyó.

PERIODISTA: Mónica Matarrita Mora

EMAIL: [email protected]

Sábado 11 Julio, 2020

HORA: 12:00 AM

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