CONSULTA: Mauricio, soy una persona que ya está entrando a la tercera edad y me preocupa, pues me siento un poco triste y con temor de ingresar en esta etapa. ¿Qué me aconseja para manejar mejor esto y bajar mi ansiedad?
RESPUESTA: He trabajado profesionalmente con la población de adultos mayores y una de las cosas que he podido observar en algunos de ellos es su frustración en esta etapa de la vida, y ese presente, ese ahora les provoca ira, molestia, depresión y todas estas emociones dan como resultado que su conducta sea de queja de la vida, de los hijos, de Dios. A veces se vuelven malhumorados o tristes y retraídos.
Una de las razones por las cuales todo esto sucede se debe a la falta de preparación que debe existir en cada persona a partir de los 50 años en adelante, pues como es lógico, al llegar a una etapa a la que no estaba preparado para vivir entonces no va a saber cómo vivirla, las toma por sorpresa y sin preparación. Es ahí, en ese punto, donde se desarrolla un caos y un desastre en la parte interna de la persona.
En la tercera edad, que empieza a los 60 o 65 años y trae consigo muchas situaciones como enfermedades, pérdida de energía o cambios físicos como arrugas, canas, flacidez muscular y baja en la intensidad sexual, también se experimentan varias pérdidas como el trabajo y la autoridad en el hogar. Se pierde el liderazgo de la casa, cada vez le hacen menos caso en sus opiniones o sugerencias y eso le duele en el alma al adulto mayor. Se vive un luto por todas estas pérdidas.
A algunos en esta etapa como no se prepararon les resulta más difícil dejar o pasar el trono de líder a otra persona, otros necesitan sentirse necesitados u ocupan que se les valore, por eso viven contando y exagerando todo lo que lograron de jóvenes. No quieren aceptar que ya no es lo mismo y deben manejar esta nueva etapa.
Aquí las palabras y acciones claves son aceptar, renunciar, soltar, crear, reinventarse, sobreponerse y vencer. Esto es necesario para ser felices en esta nueva etapa, aun hasta más de lo que eran antes; es construir una plenitud para estos años por venir.
El problema aquí es que se concentran tanto en lo que ya pasó y en lo que perdieron que no ven lo valioso que son como personas, no por sus logros, sino por ser ellos mismos. En ese estado se amargan, se paralizan y no logran muchas cosas que se pueden alcanzar como ser maratonista, pintor, músico, predicador, misionero, bailarín, jardinero, mochilero, estudiante, escritor o poeta.
Se trata de envejecer con dignidad, con amor propio, con éxito, felicidad y plenitud.
*Consejero familiar
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