Un mejor país
Pablo Chaverri*
El mejor país no necesariamente es el más rico, sino aquel donde menos se discrimina y donde más personas tienen la oportunidad de vivir con libertad, dignidad, bienestar y derechos plenos. En tal sentido, este 26 de mayo de 2020 Costa Rica amanece siendo un mejor país, ya que a partir de esta fecha tiene una discriminación menos: finalmente las parejas del mismo sexo han conquistado, con mucho esfuerzo y sufrimiento de por medio, la posibilidad legal de casarse, con todos los derechos y responsabilidades derivados de esta condición; es decir, sin ninguna diferencia con respecto a las parejas heterosexuales.
Sin embargo este logro no fue fácil, pues como suele ocurrir con los derechos de las minorías, muchos sectores mayoritarios y hegemónicos se opusieron fuertemente a que esto fuera una realidad jurídica. Los obstáculos, maltratos y discriminaciones a las parejas homosexuales fueron muchos. Sin argumentos más allá de sus prejuicios y con gran homofobia, los sectores conservadores de carácter religioso, político y civil pusieron todas las trabas que pudieron en el camino, pero precisamente al no tener ninguna razón de peso suficiente más allá del desagrado, incomodidad o enojo contra la igualdad jurídica de las parejas homosexuales, era cuestión de tiempo para que las instituciones de derechos fundamentales se trajeran al suelo la imposibilidad legal de casarse.
Hagamos un poco de memoria. Desde la condena bíblica y la persecución histórica a las personas homosexuales, la patologización psiquiátrica, el acoso policial del pasado contra los bares “de ambiente”, las humillaciones y maltratos de siempre contra las personas LGBTI en toda clase de lugares y momentos, hasta los intentos más recientes de llevar la discusión del matrimonio igualitario a referéndum, o la focalización de la pasada campaña presidencial en este tema, las injusticias han sido recurrentes. Pero la constancia, la paciencia y la resiliencia del movimiento diversidad han sido todavía más fuertes que estas enormes olas conservadoras y fundamentalistas, cargadas de intolerancia, rechazo y maltrato.
Hoy hay grandes ciudadanas y ciudadanos costarricenses que merecen un aplauso de pie por su enorme lucha de años e incluso décadas, que iniciaron en épocas en las que este gran logro era totalmente inconcebible y prevalecía la visión de la diversidad como una enfermedad o como algo intrínsecamente malo.
Toda la lucha dada no ha sido en vano, pues gracias a esta hoy somos una nación más igualitaria, con una discriminación legal menos, porque en este caso han triunfado la igualdad, la justicia y los derechos humanos, pero por sobre todo ha triunfado el amor.
El 26 de mayo de 2020 pasará a la historia costarricense y centroamericana como la fecha en que el primer país de esta región dio el gran paso legal de abandonar prejuicios contra una minoría y permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo en igualdad de condiciones con respecto a las personas heterosexuales. Ciertamente esto no elimina todas las discriminaciones hacia la población LGBTI, pero sí es un gran avance en esa dirección, que es sin duda la dirección hacia un mejor país.
*Académico
