Que se aclare el origen del virus
Lic. Roy Levell Brown
Con la pandemia que vivimos para algunos estamos ante la amenaza de una extinción y la gente ni siquiera lo sabe. En diciembre de 2019 empezaron a registrarse en la ciudad china de Wuhan casos de una neumonía de causa desconocida. Luego de un mes después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirma que se trata de un tipo de coronavirus llamado Covid-19.
Como es sabido, la epidemia de coronavirus se extiende a los países del sudoeste asiático y es Tailandia el primer país después de China que registra un positivo por coronavirus. Una semana más tarde se empiezan a registrar casos en Europa, los EE.UU. y Oriente Medio. La enfermedad se propaga muy rápidamente comparada con otras pandemias recientes como la gripe A (H1N1).
Esta pandemia está destrozando con fuerza las economías de muchos países. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierten que la pandemia puede llegar a reducir el crecimiento económico mundial en 2020. Como consecuencia se ha reducido la producción, el consumo y el turismo en la mayoría de los países afectados. La crisis producida por el coronavirus ha provocado un descenso en la demanda de petróleo, ya que la actividad industrial y doméstica se ha ralentizado en casi todos los países del mundo a causa de las medidas de control.
Aparte de la incertidumbre económica, se ha abierto un debate internacional de cuál régimen entre el autoritario y la democracia estaría dando una mejor respuesta a la crisis sanitaria. Vale recordar, la democracia y autoritarismo son hasta cierto punto formas de gobierno opuestos. En democracia la voz de todos los ciudadanos tiene el mismo valor y peso al tomar decisiones. El autoritarismo se trata de una forma de gobierno en la que el gobierno impone su autoridad, casi siempre de una manera represiva, agresiva y déspota sobre sus ciudadanos.
Para algunos expertos en materia política, las pandemias debilitan las manos de los líderes autoritarios, en el sentido de que las democracias pueden responder a las críticas y el debate cambiando su camino, mientras que los gobiernos autoritarios no tienen esa opción. Veamos ciertos países autoritarios: Corea del Norte no reporta ningún caso, la República Islámica de Irán sus números no son fiables y la tesis del régimen es que el virus es una conspiración contra el país, de Rusia se tiene pocas noticias. Como dicen: “no nos sorprendería que inventen números y divulgan datos falsos, eso es lo que hacen los regímenes autoritarios, lo hemos visto en China”, el epicentro del brote hasta el momento se ha mantenido hermético. Lo interesante es que Australia quería pedir una investigación sobre el origen del coronavirus, de una vez China los amenaza con tomar represalias comerciales. Claro, otros países con tal de no irritar a China, todos en un silencio cómplice.
Lo que llega a suceder en los regímenes autoritarios siempre reina el misterio. En las democracias, bien o mal, hay oportunidad al debate, diferencias de opiniones y las contradicciones, pero todos participan en las decisiones que afectan al pueblo, por otra parte, se cuenta con una prensa siempre vigilante. Bueno, esta pandemia podría traer consecuencias políticas en las dos mayores potencias mundiales, por ejemplo: el presidente Donald Trump de EE.UU. minimizó la amenaza del virus y no tomó las medidas necesarias, y los resultados que estamos viendo puede poner en peligro su reelección a la presidencia.
El presidente de China, Xi Jinping, por ocultar el riesgo y propagación del coronavirus, además, el desastre mundial que todo esto ha causado, podría no tener a gusto al Comité Central del Partido Comunista. Pues bien, una cosa muy cierta, “el mundo entero quiere que se aclare el origen exacto del virus”, tal vez, así se puede llegar a una posible vacuna.
