Caras nuevas en el ayuntamiento

Editorial

Señoras y señores alcaldes, vicealcaldes, regidores, síndicos e intendentes, nuestra más sincera felicitación por ser elegidos por el pueblo en un proceso de votación libre.
A todos los habitantes de la República les comunicamos que estrenaremos autoridades en el ayuntamiento, hayamos votado o no. Nos representarán a todos sin importar el partido y las puertas de las municipalidades estarán abiertas para pedir cuentas, no solo para gestionar impuestos, recoger basura y tramitar patentes.
La de ayer fue una elección que transcurrió sin contratiempos y que una vez más dio muestra de la solidez de la democracia en Costa Rica porque, aunque el abstencionismo no logró superarse, lo cierto es que el proceso se desarrolló en paz y todos los partidos tuvieron las mismas oportunidades de ganar.
El 1 de mayo, en su primer día como funcionarios públicos electos para el periodo 2020-2024, algunos que repiten y otros que apenas llegan a los ayuntamientos de sus cantones, debemos pedirles que sean personas dignas, esforzadas y ante todo incorruptibles.
Ocupar las curules de los gobiernos locales es una gran responsabilidad, ser funcionarios municipales por elección popular requiere una doble dedicación, extremo cuidado y ante todo compromiso y convicción, pues tendrá sobre sus hombros el peso de la administración pública y la ley.
Pero hay algo más importante que eso, la mirada, el control y la fiscalización de miles de ciudadanos que acudieron a las urnas para votar, para decir que quieren participar en el quehacer cantonal, para confirmar que serán ticos participando en la política comunal con lupa en mano.
El ciudadano ya no se chupa el dedo, como se dice popularmente. La información sobre lo bueno y lo malo del desempeño de los trabajadores del Estado está bajo conocimiento de todos los habitantes.
El valor de la denuncia ciudadana y el uso de las nuevas tecnologías son hoy una herramienta demoledora para conocer las verdades y las mentiras en que muchos incurren en el afán de tener poder.
Así que, por favor, haga el honor de no estar en la lista de funcionarios cuestionados por tocar dineros públicos, por administrar mal lo que le fue asignado, por abusar del poder y nombrar familiares, amigos o pegabanderas.
La administración de los gobiernos locales es cosa seria, el progreso de las comunidades depende en buena medida de acciones coordinadas y planificación, de trabajo en equipo, de dejar de lado las banderas de los partidos políticos, de arrollarse las mangas.
Bien lo dijo la Contraloría General de la República hace un par de meses, muchas municipalidades están quedadas en su gestión y eso es terrible. Es hora de abandonar el proselitismo y las vanidades políticas.
Habrá regidores y síndicos de agrupaciones diferentes a las suyas como alcalde y eso en la historia indica ingobernabilidad; es decir, peleas y discordias, pues hay quienes no entienden que debe primar el interés del pueblo que representan. Usted como cabeza del gobierno local es el primer llamado a dar el ejemplo de tolerancia y respeto.
No dudamos que serán ciudadanos serios, quienes sentados en el concejo municipal y en la alcaldía tomen las mejores decisiones por el bien común, que reconocerán los grandes aportes de cada partido y dejarán de lado esos celos enfermizos que minan la decisión del colectivo.
Hay una verdad innegable, la gente se cansó de los políticos, de sus malas propuestas, de sus promesas incumplidas, de las metidas de pata, de la desvergüenza de muchos y el descaro de otros, del abuso de poder, de la perpetuidad sin efectividad, pero aun así los pocos que salen a votar no pretenden claudicar.
Ojalá más personas hubieran salido a ejercer su voto. Costa Rica necesita reactivar ese civismo, ocupa ciudadanos pensantes, críticos y participativos, no solo quejosos.
Ya es tarde para lamentarse. Lo cierto es que el sufragio premia o castiga a los candidatos y también que a este tipo de puestos tampoco llegan los idóneos en muchas ocasiones, pero ese es el resultado absoluto del abstencionismo.
Los que no votaron tendrán a las mismas autoridades tomando decisiones en sus cantones, pagarán los mismos impuestos que sus vecinos, transitarán por las mismas calles, serán testigos del desarrollo -si es que lo hay- o del estancamiento que aturde a muchos cantones.
Los funcionarios, por su parte, deben hacer honor a esa confianza del electorado, no pueden ni deben dormirse en los laureles.
Costa Rica lleva meses desmotivada, adormecida y temerosa. No es para menos, el tema de la economía, el alto desempleo, la criminalidad y la poca credibilidad en la clase política son devastadores.
Los ticos merecemos crecer, progresar y desarrollarnos. Queremos gente en la política con ganas de hacer bien las cosas y de olvidarse de individualismos, pero creemos que eso no sucederá.
Por eso si usted fue elegido este domingo para trabajar en su cantón hágalo con pasión, demuestre que por algo llegó a ese puesto y ante todo aporte su grano de arena para reconstruir esa confianza tan lastimada.
El poder de uno es suficiente para cambiar las cosas. Siempre piense que las decisiones no tienen que estar en manos de terceros y que mi opinión cuenta y mi acción modifica. Hay que sumar al metro cuadrado que ocupamos.
Acérquese a la municipalidad de su cantón, cumpla con sus obligaciones, pero también exija, pida cuentas, infórmese de cada proyecto y de cada gestión.