Un hombre de 65 años, quien se movilizaba en silla de ruedas, fue sorprendido mientras intentaba ingresar tres teléfonos celulares, dos cargadores hechizos, un cable USB, cinco chips y dos manos libres al CAI Jorge Arturo Montero, en San Rafael de Alajuela.
El adulto fue identificado por las autoridades como de apellidos Peña Jarquín, quien fue abordado en la zona de revisión por la policía penitenciaria y, en conjunto con la fuerza canina del centro, se le decomisó la evidencia que lleva en sus genitales.
Nils Ching Vargas, subdirector de la Policía Penitenciaria, explicó que en la silla de ruedas no llevaba nada.
“Traía adherido al cuerpo, cerca de la pretina del pantalón, los objetos que pretendía ingresar, luego de que fuera conducido por dos personas, primero una mujer y luego un hombre.
Esta era la segunda ocasión que él llegaba al centro penal para visitar a un privado de libertad de apellido Zúñiga”, acotó.
La autoridad policial mencionó que las personas que pretenden introducir artefactos prohibidos en los centros penales se aprovechan de personas en condición vulnerable.
“En ocasiones anteriores, mujeres en algún estado de vulnerabilidad, han sido abordadas y en el momento del decomiso declaran que lo han hecho por necesidad”, precisó Ching.
A Peña Jarquín se le confeccionó un informe y como medida cautelar no podrá ingresar a ningún centro penitenciario del país durante un año, por lo que su fotografía e información fue remitida a los oficiales para que tengan conocimiento de la directriz.
Recientemente DIARIO EXTRA dio a conocer de una embarazada de apellido Corrales que intentaba introducir en su vagina dos tacos de 132 gramos de marihuana a La Reforma.
La mujer que al parecer tiene 4 meses de gestación se animó a escabullírseles a los oficiales, poniendo en riesgo no solo su vida, sino la de su bebé, cuando se introdujo la ilegal carga, y debido a su condición de embarazo evitar la requisa por medio del aparato electrónico de seguridad llamado “Body Scan”.
Es de conocimiento de la Policía Penitenciaria que los narcos contratan lo que se conoce como “burra” (persona que transporta droga), de preferencia mujeres embarazadas, porque no deben pasar por el detector puesto que los rayos X afectarían al feto; así las cosas, la revisión debe proceder de forma manual, lo que complica la detección de sustancias prohibidas.
Sin embargo, la “burra” no contó con que las autoridades penitenciarias tenían un perro adiestrado en detección de drogas que, tras olfatear su cuerpo, dio positivo, por lo que fue sacada de la fila y la revisión fue más exhaustiva, lo cual la obligó a “cantar” la ilegal carga que llevaba en su cuerpo.
Fuentes cercanas a la investigación manifestaron a DIARIO EXTRA que la traficante habría recibido cerca de ¢100 mil por poner en las manos de un allegado de apellido Acuña los paquetes de marihuana jamaiquina, en apariencia este reo sería un distribuidor en el ámbito C3, que es donde más se consume droga.
La traficante fue trasladada hasta el Ministerio Público para que proceda como corresponde, mientras las autoridades penitenciarias le abrieron una medida cautelar que le impide ingresar durante 6 meses a cualquier cárcel del país.
