Las autoridades japonesas viven un verdadero problema en el combate contra la adicción al trabajo que sufren sus ciudadanos y que deriva desde hace varios años en problemas de salud pública.
Esta fenomenología dio paso a situaciones como el “karoshi” “muerte por exceso de trabajo” o el “karo-jisatsu” que son los suicidios causados por el entorno laboral.
La cultura nipón combate contra estas situaciones en razón de la lealtad y diligencia que siempre demuestran los trabajadores japonesas, aspectos muy positivos que esconden las problemáticas ya descritas.
Sin embargo todos los esfuerzos accionados hasta el momento por parte de las distintas administraciones políticas japonesas resultó infructuoso, a pesar de que se publican los datos de decesos y la obligatoriedad de diseñar estrategias para evitarlas.
Esta problemática en la tierra del Sol Naciente es un tema tan antiguo como con la existencia de Shozan Suzuki, un samurai que se convirtió en monje budista el cual implantó en la sociedad nipona los cimientos del culto al trabajo.
El razonamiento de fondo es que no existe manera alguna de lograr la realización personal sino es con el trabajo duro y con contribuciones a la comunidad, así es como trabajar es el fin último de la vida entre los japoneses.
La percepción social de los japoneses es trabajar para la misma empresa desde que inicia su vida laboral hasta la jubilación y se cree que entre más horas se trabajan hay mayor lealtad a la compañía y más probabilidad de obtener promociones.
Los japoneses en la media de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) son de los que menos duermen en los países avanzados, los mayores de 40 años no exceden las 6 horas, y todo eso termina deviniendo en los problemas de salud que hoy son todo un problema para las autoridades.
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Viernes 10 Enero, 2020
HORA: 12:10 PM
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