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Opinión

Semisumergibles y “sumergir debajo del agua”: absurdos idiomáticos

Rigoberto Guadamuz Monge*

Los narcos colombianos han puesto de moda el transporte de drogas por medio de vehículos que, a la manera de un submarino, viajan -debidamente camuflados- en o sobre las aguas del mar. Para poder entender esto de sumergirse en el agua o “debajo del agua” (como dice con error la Academia Española de la Lengua en su DRAE), se hace necesario saber algo de Física, hidrología, hidrodinámica, etc., pero en especial del principio de un tal Arquímedes.

En la Segunda Guerra Mundial, los alemanes encontraron en sus sumergibles un arma que hizo un enorme daño a los cargueros y barcos de guerra de los enemigos. Pero muchísimas personas ni siquiera tienen un concepto exacto de cómo operaban esas máquinas movidas unas veces con diésel y las otras por medio de baterías eléctricas. El aire en el interior de tales buques era casi irrespirable al estar contaminado por las emanaciones del combustible. El calor, casi siempre era de 40 centígrados y se sudaba copiosamente, lo que hacía que el agua dulce para la hidratación, se agotara prontamente. Los soldados que viajaban, pasaban muchos días sin poder bañarse, ora por no poder subir mucho tiempo a la superficie y darse o ver, ora por no contar con agua dulce. Un submarino sencillamente es un barco que tiene la capacidad de poder sumergirse “debajo del agua” y así poder viajar unos cuantos minutos o algunas pocas horas. En la Segunda Guerra, tales vehículos obtenían su energía de las enormes [pero enormes] baterías eléctricas para poder desplazarse debajo de la superficie del agua, cuando no querían ser descubiertos, o bien para poder escapar de las bombas de profundidad de los enemigos al mantenerse casi en completa quietud para no ser detectados por los sonares o los radares.

Hoy, los verdaderos submarinos atómicos, que pueden viajar hasta cien mil kilómetros por medio de una masa de uranio del tamaño de una bola de béisbol, de esa fabulosa energía nuclear sin necesidad de tener que salir a la superficie, son los verdaderos submarinos. Los de los alemanes de entonces, eran más tiempo sumergibles que submarinos.

He tratado de pintar un escenario en el cual prima la Física, la hidronáutica, etc. La Academia Española de la Lengua (antes citada) tiene una enorme confusión sobre lo que es el agua, “sumergirse debajo del agua”, etc. El agua es una enorme masa de líquido, contenida en una depresión del terreno que le da la característica de eso: de mar. El agua está sobre la parte sólida del suelo. La masa de agua, llena el espacio desde abajo hacia o hacia arriba, según sea la perspectiva del observador o del narrador. Así entonces, es innegable que para definir qué cosa es el suelo del mar, es exactamente la parte de abajo. Ergo, lo que hay debajo de la masa de agua del mar pues es sencillamente algo sólido. La Academia nos indica que los verbos zambullir, sumergir, etc. es “meter debajo del agua”. Si acatáramos al pie de la letra la definición académica, eso que hay que “meter debajo del agua” (es decir, debajo de la masa de líquido a la que llamamos agua), sería perforando en el piso. Los académicos de España, tan “empunchados” (esforzados) en cuidar y darle brillo al idioma, olvidan que lo correcto es decir así: meter debajo de la superficie del agua. Tal “superficie del agua” es justamente por donde navegan los barcos, eso sí semisumergidos inevitablemente, según el Principio de Arquímedes. Las narconaves -hechas de fibra de vidrio- de los colombianos, igual que cualquier otro barco en cualquier parte del mundo, son justamente semisumergibles, todo porque navegan semisumergidos. La línea de flotación de cualquier barco de superficie nos indica -en español y es el campo de la Física- que, por derecho propio, son siempre semisumergibles. Lo anterior porque, por esas mismas condiciones de la Física, se sumergen tan solo un poco. Si se sobrepasara el límite que impone la línea de flotación, dejaría de ser semisumergible para hundirse hasta el fondo del mar.

Para no hacer más tedioso este asunto de exponer cosas de Física, idiomáticos y de sentido común que no explican los profesores en las aulas de primaria, secundaria ni menos en las universidades, dejo hasta aquí expuesto mi punto de vista desde el campo científico idiomático. Así entonces, decir que las naves de los narcotraficantes son “semisumergibles” es un inaceptable error idiomático. Lo es porque las leyes que rigen la Física en este planeta Tierra obligan a que las naves diseñadas para navegar ya no “debajo del agua” sino en el agua, son todas semisumergibles: la línea de flotación es tan evidente que deja patente que una parte del cuerpo del vehículo va sumergida por cuestiones del peso propio de la estructura, además por lo que descubrió el tal Arquímedes antes citado y explica por qué los barcos más pesados que el agua no se hunden.

Como resumen: denominar “semisumergibles” a las narconaves que el 99.999% viajan como cualquier otra nave de superficie (merced a su diseño) o repetir lo que nos enseñan desde España con su “meter debajo del agua” en lugar de “meter debajo de la superficie del agua”, para mí (como simple mortal) son inaceptables absurdos idiomáticos.

 

*Etimólogo y lexicógrafo

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Martes 17 Septiembre, 2019

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