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Opinión

Pentecostés, ideología de género y María, la virgen

La celebración de la fiesta de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo se incorporó a los Apóstoles y a María, nuestra Madre Celestial y de nuestro Hermano Jesús, es una magnífica oportunidad para desenmascarar, espiritual y religiosamente, a la nefasta ideología de género, el comunismo de hoy, ha dicho Francisco en Rumania hace pocos días, y a las ultrafeministas, a sus huecas y demagógicas consignas sobre el papel de la mujer en la Iglesia.

Podemos preguntarnos: ¿qué estaba haciendo María precisamente ese día junto a los apóstoles? Siendo ateas gran parte de ellas, no se debe esperar lo anterior, pero en su “lógica” podrían argumentar que Nuestra Madre María estaba al servicio del “heteropatriarcado” de ese momento y probablemente cocinándoles y lavando las vestiduras a los machistas e inútiles discípulos de Jesús. ¿O fue simplemente una casualidad que María estuviera ahí? Los Cristianos sabemos que Dios no es de casualidades, sino que en su plan perfecto para cada uno de nosotros y su reino, cada situación corresponde a una etapa o eslabón de este, y en ese plan María tiene un papel vital, por eso la veneramos, no la adoramos. Previamente, al pie de la Cruz, cuando nuestro Salvador entregó a Juan que nos representaba, a su Madre María, se comprobó una vez más el papel y responsabilidad vital de la ella y la mujer en general en el proceso de salvación. Ya antes María Magdalena había enjugado su rostro camino al calvario cuando cargó con todos nuestros pecados y debilidades. Igualmente, quienes primero fueron a su tumba eran solo mujeres. Ahora nos puede parecer esto como lógico y natural, pero en esos tiempos la mujer era simplemente una cosa más y hasta las pobres viudas eran obligadas a vivir totalmente aisladas. Si las feministas, que dicen defender a la mujer, aunque no lo hacen pues propagan el odio hacia las niñas no nacidas y luchan por asesinarlas antes de que nazcan, fueran coherentes, deberían reconocer y aceptar que Jesucristo fue el primer “revolucionario” que inició con hechos concretos la lucha por la emancipación y dignidad verdaderamente femenina.

En ese mismo sentido, y volviendo a Pentecostés, Hechos 14.1, nos recuerda que “Todos ellos hacían constantemente oración en común con las mujeres, con María, la madre de Jesús, y con sus hermanos”. Al recibir el Espíritu Santo, la Iglesia se tiró a la calle, como decimos ahora, e inició otra etapa de la evangelización que llega hasta hoy día en todos los rincones del mundo.

Por eso la consagración a María Santísima, tanto individual como de Costa Rica entera, efectuada el pasado 31 de mayo en la Fiesta de la Visitación, último día del mes en que la recordamos con amor y devoción, ha sido una magnífica iniciativa espiritual de la Cecor ante las graves amenazas contra la Iglesia que contiene el proyecto de ley 20174 y a cada uno de nosotros por pertenecer a “organizaciones de odio”, léase las que no aceptamos la ideología de género, ni su aborto, eutanasia, “matrimonio” y otras maldades, incluyendo el rompimiento del secreto de la confesión y las “guías” sexuales del MEP. Tenemos la obligación bíblica de llamar a las cosas malas como lo que son y señalar con nombres y apellidos a los partidos políticos y figuras públicas de todos los niveles que están promoviendo todas y cada una de esas atrocidades.

Los programas de gobierno ya se están poniendo en práctica y atacando en forma directa a la Vida y la Familia, debemos admitir que dijeron en campaña electoral que lo harían y lo están haciendo. Nuestra actitud por lo tanto debe cambiar muchísimo y no esperar lo irreal, que el mal árbol dé buen fruto. No podemos ni debemos ser cómplices con nuestro silencio, pero la denuncia y acciones tienen que ser efectuadas antes, no después de consumados los hechos. Se requiere, desde hace años, el impartir una sólida y sistemática formación desde el nivel de parroquia sobre el verdadero contenido y objetivos de la ideología de género. No debemos tener miedo, pues el Señor Jesús prometió estar con nosotros hasta el fin del mundo y Él siempre cumple sus promesas.

Sobre el papel actual de la mujer en la Iglesia y cómo esta la defiende y promueve, hablaremos en otra ocasión.

Como Hijas e Hijos de Dios… “Sepamos ser libres no siervos menguados”.

 

*Parroquia Nuestra Señora de la Merced, Betania

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Lunes 17 Junio, 2019

HORA: 12:00 AM

CRÉDITOS: Allan López Saborío*

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