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Opinión

La cultura de una sociedad excluyente

Edilberto Escobar Cascante*

La crisis y el deterioro de todas nuestras instituciones sociales, de los sistemas sociales, el reforzamiento y preeminencia de los principios que excluyen a mayorías de toda posibilidad de participación en el producto de lo que la sociedad en general produce y las huellas de la pobreza material que eso provoca y que está frente a todos y todos los días del mundo, incluyendo desde luego; los desajustes políticos de las todas las sociedades en general, son producto inequívoco, de que se ha institucionalizado, una cultura de exclusión en nuestro mundo, para quienes no tienen capacidad de decidir y mucho menos, de adaptarse a los resultados de todas las transformaciones político-económicas, que ha producido este orden económico mundial imperante, en el que el mundo está inmerso. Esa cultura es todo otro orden, un comportamiento general, un dogma oficial y una civilización paralela a la que vivimos.  

Es sin dudas, la marca de las relaciones injustas, en las reglas establecidas por las sociedades postmodernas, para tratar entre grupos y entre naciones, para descalificar a las minorías, ignorarlas y estigmatizarlas. Diferenciando extremos, entre economías sin signos y economías con signo, entre poderosos y lipidiosos, como lo ha dicho el doctor Rainer Funk, ampliando las brechas entre los sectores humanos, donde hay actores que lo tienen todo y actores que carecen de todo. Que viven en la indigencia, que sobreviven con menos de un dólar diario y que como en los países árabes, carecen de todo, aunque la abundancia vaya a parar a los basureros y la comida a las panzas de las mascotas. En los lotes baldíos de las grandes ciudades, se escriben día a día todas estas realidades.   

Asistimos al estadio final de una obra humana, que ha provocado una crisis premeditada que ha destruido, todos los conceptos de lo que eran los estados sociales, que en nuestro medio decíamos, Estado Social de Derecho, que a lo largo de la historia de Occidente, habíamos construido como pueblos, pensando más en el interés general, que en las particularidades, en quienes no tenían capacidad de acomodarse de manera equitativa y de quienes de por sí, ya estaban acomodados, protegidos además, por decisiones políticas parcializadas que han desaparecido el Estado de bienestar en favor de todos, lo que otrora llamaban, generador de movilidad social, cimentada desde los albores de las repúblicas, en nuestro caso, por quienes trazaron un concepto de desarrollo pensado en los sujetos y no en un sistema prepensado en la desigualdad, por mucho que se utilice la vanagloria de una retórica cómplice, que se usa para perpetuar la manipulación de la realidad: libertad, democracia, justicia social, igualdad, antepuestos siempre como arma de control, alegando como debería ser, que hay que protegerlos para todos, los que están y los que estarán. 

Valores ideados para construir una sociedad justa, no lo que tenemos, porque han venido a menos, producto del asalto y el control político de nuestro Estado, en manos de fuerzas que se han repartido el poder, secuestrando todos esos principios y valores basados en una verdadera justicia social, valores en los que se estructuraron nuestras principales Instituciones políticas. 

Somos parte de un mundo que contabiliza ya más de ocho mil millones de seres humanos, de los que una tercera parte vive condenada a la miseria, un cincuenta por ciento restante, apenas podrá sobrevivir dignamente y un poco más de mil millones, asidos a las oportunidades heredadas de sus antepasados, dueños de un 82% de toda la riqueza. El resto será el que pruebe las mieles de las riquezas, propiedad de todos. Tras la Segunda Guerra Mundial, la comunidad internacional acordó elevar a categoría de derechos obligatorios, los recogidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en todas las convenciones internacionales que la desarrollaron, donde no aparece para nada, nada de estas iniquidades, producto de una sociedad construida excluyente.  Creada excluyente, hecha para unos pocos.

 

*Abogado y notario público

 

PERIODISTA: Edilberto Escobar Cascante*

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Lunes 18 Septiembre, 2017

HORA: 12:00 AM

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