EL TRIUNFO DE BERNIE
Fernando Berrocal
Bernie Sanders le ha dado a la POLÍTICA, un ejemplo extraordinario del valor de dos virtudes, sin las cuales la política pierde su trascendencia y se convierte, nada más, en un juego de pasiones o en una lucha plana y egocéntrica por el brillo del poder.
Tales virtudes son la coherencia y la lealtad con lo que se piensa y en lo que se cree. Ha sido coherente con su forma de pensar y ha sido leal a su pensamiento y a su partido político, hasta el final. No llegará a la Presidencia de los Estados Unidos, pero su ejemplo perdurará en la política norteamericana y entre quienes, en todas partes del mundo, pensamos que la política es una actividad noble y de principios, sin la cual es imposible el avance de la sociedad.
Por eso, Bernie, ese viejo austero e idealista, leal y coherente, enamoró a las juventudes y a los intelectuales de los Estados Unidos y se transformó en su líder político. De manera que, aunque derrotado internamente en el partido Demócrata, Sanders es el gran triunfador moral y ético de la reciente contienda electoral para elegir a los candidatos a la Presidencia, en ambos partidos. Su ejemplo perdurará y su nombre será sinónimo de grandeza política.
Si Hillary Clinton gana las elecciones y llega a la Presidencia de los Estados Unidos, la historia dirá que su triunfo fue posible por la lealtad y la coherencia de Bernie Sanders y por el fuerte impacto de su mensaje reformista y la fortaleza con la que extrajo, de lo más profundo del alma social estadounidense, las virtudes y las tesis políticas progresistas que, desde siempre, han hecho de los Estados Unidos un paradigma y un líder de las ideas de la libertad, la igualdad y la solidaridad entre los seres humanos.
También la historia dirá que Hillary Clinton será Presidente de los Estados Unidos, porque su contendor del partido Republicano es precisamente el símbolo, el verbo y la presencia viva de todo lo contrario y de lo más oscuro y negativo de los Estados Unidos.
Un gran país que, gracias el trabajo, la fortaleza y la compasión de sus líderes y de millones de emigrantes de todos los continentes, religiones, creencias y razas, se convirtió en una gran potencia y en el líder de las ideas de la libertad y la democracia en el mundo.
Un país, como dijo Michelle Obama, en que ella y su familia amanecen en una casa construida por esclavos y en que sus hijas adolescentes verán cómo una mujer luchadora, inteligente y preparada, será la próxima Presidenta de los Estados Unidos, por enormes méritos propios y porque será la abanderada de los más profundos valores de esa sociedad y del sueño americano.
Precisamente, los principios y valores que Bernie Sanders defendió con amor y pasión de la mano de la juventud, la academia y la intelectualidad y que Hillary Clinton llevará a la Casa Blanca, como candidata de la mayoría estadounidense y sucesora de ese gran Presidente que ha sido Barack Obama. Que así sea.
