Para litigar se necesitan dos
Lic. Gerardo Morales
CONSULTA: Hace más de un año un señor dizque abogado penal conocido de la familia lleva el caso de mi esposa, la cual es discapacitada. Fuimos a defensa contra la vida del OIJ con el expediente y nos dicen que debe ser un abogado el que nos lleve el caso, acudimos a la oficina del abogado porque ella quería que lo analizara, y si se podía demandar al INS, pues que se hiciera.
En el INS le han dado medicamentos por años que casi la matan, por eso recurrimos a la vía penal para que se nos ayudara. Ese abogado es muy amigo de un hermano de mi esposa, en esos días se tuvo un problema familiar muy grande, él lo supo y casi más de un año después no informa nada, se llama a su oficina, contesta el asistente y siempre dice que no está, se le dejan recados y no responde.
Ha llegado al punto de que el abogado devuelve la llamada, concreta la visita a su oficina y antes de la cita llama para cancelarla por otros compromisos. Hemos seguido insistiendo constantemente pero ha sido imposible localizarlo, he ido a su oficina y está cerrada. Un día que llamé y tuve suerte que el asistente contestó me hizo el favor y me dio el número del celular del abogado, pero qué va, no contesta. También le he dejado mensajes pero no responde.
Quiero por favor que me ayude, me oriente y me aconseje. ¿Qué puedo hacer en este caso? ¿Qué pasos debo seguir contra este dizque abogado, que veo se me está escondiendo?
RESPUESTA: Un adagio conocido dice que se necesitan dos para bailar tango. Otro parecido dice que la mitad de un buen abogado es un buen cliente. Pero en la viña del Señor también se dan los alejamientos, cansancio o menosprecio. Cada cabeza es un mundo y cuando uno no quiere dos no pueden.
Con la queja a la que me refiero hoy me queda claro que no existe ya relación cliente-profesional y lo menos que podría hacer es hablar claro, comunicarse y declarar su imposibilidad por tiempo, o sin dar ninguna razón, pero dejar al cliente en libertad para que busque otros horizontes.
El Código de Moral Profesional del Colegio de Abogados regula una situación similar con respeto entre profesionales. Es contrario a la ética que un profesional se meta, para hablarlo simplemente, en un asunto que un colega atiende.
Esa prohibición no debe entenderse como que un cliente le pertenece a un abogado, pero supone que el profesional haga su trabajo dentro de las normas de respeto y responsabilidades mutuas.
Si el abogado no responde, debe visitar su oficina y dejarle una solicitud por escrito para que lo libere de responsabilidad y pueda acudir ante otra asesoría, sin menoscabo de dineros que se adeuden.
También se le puede enviar un telegrama certificado a la dirección conocida y registrada ante el Colegio de Abogados, haciendo esa solicitud de liberación y entrega de copia del expediente judicial y administrativo, con copia a la Fiscalía del Colegio.
Con esta comunicación, por medio de telegrama certificado con su respectiva copia para usted, se mostrará la buena fe para el siguiente paso.
Si pasa el tiempo sin respuesta, diría que un par de semanas, y con el número de expediente que debería tener -copia de un escrito o notificación-, se le pide al tribunal que le fije sus honorarios y otro abogado puede tomar el caso.
Este procedimiento, que no está regulado, es una salida elegante y precisa para que el abogado reticente no sienta que se le está cambiando, ni que otro colega se le metió en la parcela, y al propio tiempo que el cliente no se sienta amarrado a una relación profesional sin el necesario contacto personal.
No recomiendo una queja directa porque mientras no se resuelva el asunto legal quedará varado, y el cliente y el ciudadano en general quieren la justicia pronta y cumplida.
