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Opinión

Costa Rica: ¿doble moral?

Lic. Dennis Mora Guzmán* / [email protected]

Costa Rica fue reconocida por muchos años, dentro y fuera de América Latina, como uno de los países ejemplo por su tradicional democracia, equilibrio social, respeto a los derechos humanos y a la naturaleza, seguridad ciudadana y destinar buena parte de su presupuesto a educación, salud y bienestar social. Todo ello se logró gracias al esfuerzo y la visión de un muy pequeño grupo de ciudadanos (as), algunos ni siquiera llegaron a ejercer la Presidencia de la República, pero su huella quedó impresa en la historia y nos pusieron a la vanguardia. Era la Costa Rica gobernada por una clase política nítida, incorrupta, donde los fondos públicos eran considerados sagrados y el honor y la palabra se defendían por encima de cualquier interés particular. El país estaba en manos correctas de hombres y mujeres que nunca necesitaron de viajes al exterior ni suntuosas residencias ni elegantes autos para gobernar correctamente. Eran costarricenses que nunca supieron lo que fue un galardón internacional, nunca leyeron discursos en organismos internacionales impregnados de populismos baratos, no creíbles y cuya reputación se desmorona como castillo de arena; ni andaban por el mundo buscando asegurarse un “trabajito” para cuando entreguen el poder y tengan que bajarse del Olimpo para luego, en tierra firme, tener que ver sin la seguridad de los guardaespaldas al pueblo que decepcionado les reclamará al sentirse burlado una y otra vez por los mismos de siempre y por los que prometieron cambios radicales y resultaron ser y hacer lo mismo que se criticó en campaña simplemente para ganar votos. 

 

El verdadero interés de nuestros pasados estadistas era sacar al país adelante, generar las mejores oportunidades para todos sin pretender aparecer en las portadas de periódicos y revistas y mucho menos andar poniendo placas con su nombre, como si de faraones mesiánicos se tratara. El pueblo no necesita de placas para recordar a sus gobernantes, se les recordará por sus buenas obras y todo el bien que pudieron hacerle a su pueblo. Estos poquitos costarricenses hoy ya no están, forman parte de la gloriosa historia de un país que les extraña. Costa Rica desde hace poco menos de 40 años viene eligiendo presidentes y no estadistas; venimos eligiendo por inercia y empezamos a sentir una asfixiante sequía de líderes que participen en el quehacer de un país que está harto de los populistas, corruptos y de los mismos de siempre cuyas recetas siempre nos dan los mismos resultados. 

 

Costa Rica se ha venido quedando atrás en una región que poco a poco avanza hacia mejores condiciones de vida, más y mejores oportunidades para los que menos tienen, con una mejor infraestructura y con niveles de desarrollo y crecimiento que nos está explotando en la cara. Por diversas razones, el desempleo crece; algunas empresas desestiman la posibilidad de contratar más gente y otras se han ido a países vecinos que, con una visión más clara, han entendido que hay que eliminar la “tramitología” para hacer más atractivo al país y que las inversiones sigan fluyendo. Quienes nos han gobernado y quien nos gobierna actualmente, gracias a los votos de los electores, poco a poco se han convertido en los verdugos de las grandes obras que nos dejaron nuestros estadistas de la década de los 50, 60 y 70. 

 

A partir del primer gobierno de los Arias, incluyendo esa Administración, Costa Rica ha venido cayendo en picada. Dejamos de estar en los primeros lugares que nos hacían sentirnos orgullosos y poco a poco hemos perdido el brillo que nos hacía resplandecer como país. Estuvimos gobernados por 2 partidos políticos y después de años de bipartidismo, creímos en una nueva alternativa y resultó ser más de lo mismo y a veces hasta peor porque generó un mayor desencanto ante las inmensas expectativas que generó. 

 

Nuestra educación dejó de ser de las mejores a pesar de que el presupuesto es multimillonario. Con el presupuesto del MEP, Costa Rica no debería tener ni una sola escuela y ni un solo colegio en mal estado. Hoy muchos se están cayendo sobre sus estudiantes. Costa Rica dejó de ser punta de lanza en medio ambiente. Es una vergüenza que la principal cuenca hídrica del país es la más contaminada de Centro América. Nuestras ciudades ya no aguantan más la basura que se acumula en las alcantarillas y un simple aguacero inunda parte de la capital. Nadie hace nada para proteger nuestra flora y fauna y más bien en pleno desove de las tortugas miles de irresponsables van y se toman fotos inclusive parándose sobre los animales como si fuera un carnaval; claro a falta de autoridad, todo el mundo hace lo que le da la gana. Nuestros ríos y océanos están lejos de ser una maravilla de limpieza y ni qué decir de cuanto delincuente sigue a la libre matando animales en zonas protegidas y exhibiéndose en las redes sociales con su presa muerta y sus manos embarradas de sangre amén de los descubrimientos que se hacen en los aeropuertos de extranjeros que llevan en sus maletas animales exóticos. 

 

Nuestro objetivo era convertir a Costa Rica en el primer país carbono-neutro en el siglo XXI y la realidad nos está obligando, como todo en este país, a pasar la fecha al 2050 porque es claro que no será posible. En Costa Rica se ha vuelto costumbre posponer fechas, no respetar ningún compromiso bajo pretexto de que por cualquier razón no se puede cumplir. Con sembrar arbolitos en La Sabana y poner a algunos a recoger basura, jamás seremos carbono-neutro cuando este país se ahoga por la contaminación que generan a toda hora las innumerables presas viales; un tren en pésimo estado que lejos de estimular su uso para que los autos se queden en los garajes, más bien provoca miedo y hasta tristeza por el deterioro que viene sufriendo y porque se siguen incumpliendo los plazos de la llegada del tren a nuevos destinos cuando eso debería ser prioridad si queremos que la gente use el tren y no sus propios carros. Por intereses particulares es prácticamente imposible tener acceso a los autos de energía alternativa y/o híbridos porque los impuestos son elevadísimos para la clase media. Un país que debe atrasar sus metas medioambientales simplemente porque no ha habido mano dura para quienes violan las leyes que protegen al medio ambiente. No es posible que este país, que se jacta ante el mundo de ser defensor a ultranza del medio ambiente y se vende al turismo mundial como tal, no haya sido capaz de llevar a la cárcel a los asesinos de un ambientalista protector de las tortugas y hoy sus verdugos están libres. 

 

Hoy Costa Rica posee la peor infraestructura vial, portuaria y aeroportuaria de la región. Un país que exporta en un año lo que toda Centroamérica junta, con más de 20 mil productos y que van a todo el mundo, no ha sido capaz de arreglar un puente en 10 años en la principal carretera y los gastos en parches superan ya el costo total de lo que ese puente vale. Carreteras cuyos peajes son de primer mundo pero la obra es tercermundista, está inconclusa y el gobierno simplemente guarda silencio. Un aeropuerto que no logra despegar y aviones relativamente grandes que al aterrizar generan miedo e impresionan a las personas y son noticia de primera plana haciéndonos ver ante el mundo como un pueblito indígena que se asombra por cualquier cosa normal en cualquier aeropuerto desarrollado del mundo. Un país que hizo lo correcto al anular concesiones mal otorgadas para que empresas foráneas no se llevaran millones de dólares por la construcción de carreteras, hoy, años después, siguen haciendo estudios y análisis a lo mismo y la carretera sin construirse porque la ineptitud gubernamental no da para más. 

 

Hoy Panamá está pronto a recibir el avión más grande del mundo de la línea Emirates y no ha sido de impacto esa noticia porque lograron convertir su aeropuerto en uno de los más grandes y avanzados de la región. Nos llenamos la boca diciendo que somos el destino turístico por excelencia y sin embargo no podemos convertir nuestros aeropuertos y puertos en lugares de primer mundo. En pocas palabras: la realidad nos explota en la cara y acá todo está pura vida, seguimos hablando del mundial de Italia 90 y de Navas; seguimos creyéndonos el país más feliz del mundo y la investidura presidencial hecha un circo cuando el Presidente de la República, creyendo que con ponerse cuanto chuica o chonete le ofrezcan para celebrar cualquier día e ir a programitas de chistes y animaciones que ya rayan en lo cansado y vulgar, amén de que se ridiculiza a ciertas minorías, pone en evidencia que más temprano que tarde veremos a la mitad del gabinete vestido de azul y a la otra parte de naranja combatiendo por una mejor popularidad.

 

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Miércoles 16 Diciembre, 2015

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