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Sucesos

“Uno debe quedar bien con su conciencia”

Gilberth Armijo Sancho, magistrado que se acoge a jubilación:

Después de 35 años en el Poder Judicial y 20 en la Sala IV, el magistrado Gilberth Armijo Sancho decidió retirarse

Los 35 años que iniciaron un día que fue a hacer unas vacaciones a Puntarenas como defensor de oficio y culminaron con 14 de magistrado titular de la Sala Constitucional, han llegado a su fin. El magistrado Gilberth Armijo Sancho ha decido retirarse, dar campo a los jóvenes y reinventarse en su vida privada.

La decisión es suya, aunque consultó con sus seres queridos y más cercanos, y está tomada, ya no se queda porque destituyeron a un colega, como le pasó en el caso de Fernando Cruz, o porque alguien falleció, como cuando Luis Paulino Mora pasó a mejor vida; además considera que haber votado como lo hizo en el caso de la FIV -dijo que es competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y no de la Sala- ya le pone el punto final a su carrera.

“La Sala se ha estado renovando, en los últimos años y creo que uno no debe aferrarse demasiado en el puesto, en mi caso, me voy tranquilo...”, subrayó.

Como presidente de la Sala se ocupó con especial atención de temas de acceso a la información por medio de la prensa y resalta que el caso de DIARIO EXTRA por el secreto de las comunicaciones en relación con la policía es emblemático para él.

“He tratado de hacer las cosas de la mejor manera posible, de acuerdo a lo que mi conciencia dice es correcto y la verdad me voy con la tranquilidad de sentir que ya cumplí, hice lo que tenía que hacer y ahora es tiempo de darle campo a alguien más joven que venga a continuar con esta carga bastante pesada”.

De una extensa charla con El Periódico de Más Venta en Costa Rica, les presentamos un extracto a continuación:

 

¿Qué es la Sala IV para Costa Rica?

- El aire, es como respirar, la gente no tiene idea de lo importante que es esta Sala para todos, en especial para los más pobres, digamos para los que no tienen recursos. Como el aire porque todo el mundo lo da por sentado, pero usted se tapa la nariz por un momento y se da cuenta de lo importante que es... y digo que es como el aire porque usted puede venir sin requerir nada, solo llega y hace fila y presenta lo que cree, o se lo dicta a alguna persona y se lo toma. En las demás jurisdicciones necesita tener plata para un abogado... es solo para cierto tipo de gente, aquí es para toda la gente del pueblo. Y eso es lo importante para mí.

 

Ya son 26 años de Sala IV, ¿cómo lo ve para la historia de Costa Rica?

- En realidad ha sido la transformación más importante del siglo anterior y este, desde el punto de vista jurídico. Llegamos muy a tiempo, porque las personas que trabajan en la ley de la jurisdicción constitucional es gente que conocía muy bien cuáles eran nuestros problemas, sabían dónde nos apretaba el zapato, y las soluciones que se comenzaron a implementar fueron para ese tipo de situaciones y básicamente lo que hicieron fue devolverles a los ciudadanos el poder, el control del poder sobre el que tiene poder.

Usted ve tribunales constitucionales en toda América, pero con las competencias y forma en que se maneja esta Sala Constitucional, ninguna.

 

¿Funciona a lo tico?

- Sí. La primera vez que llegué, que lo hice de suplente, una de las cosas que me sorprendió fue sentarme en la misma mesa donde estaba todo el país sentado, y lo digo así porque de un lado estaba Rodolfo Piza, que era del Opus Dei, y al otro estaba otro magistrado que era ateo, y eran unos pleitos entre los dos y los otros, y al final, nosotros, a la tica, ni muy acá ni muy allá, lográbamos una salida bastante intermedia. Funciona a lo tico y es por eso que muchas veces la gente entiende lo que hace la Sala. A veces mejor, a veces peor.

 

¿Ha evolucionado?

- Claro, por ejemplo lo que reclamó DIARIO EXTRA en el fondo en relación al OIJ, fue el secreto de las fuentes periodísticas. Eso no está en ninguna ley y es algo muy sofisticado que ustedes descubrieron y reclamaron. La Sala lo analiza y dice “sí, tienen razón” y se las da.

 

¿Qué piensa de “la Constitución dice lo que la Sala IV dice”?

- Creo que es una exageración. La Constitución es una norma jurídica, y las normas son interpretadas. Desde luego en EE.UU. tiene una mayor razón porque es una Constitución muy vieja. Alguien por ahí dijo que se habla de algo así como un “ius constitutionale commune”, que es un derecho constitucional basado en el Pacto de San José y que la mayoría de los países del área en que se aplica comienza a tener reglas de interpretación más o menos estándares. Así que desde ese punto de vista no es tan cierto que la Constitución dice lo que el juez dice, sino el juez está permeado por muchas cosas, entre esas esta y eso se atempera.

 

¿Cómo fue lo de la reelección?

- Tenemos convenios internacionales que garantizan un mínimo. El constituyente primero estableció los derechos básicos de todos nosotros. Pepe Figueres fue varias veces presidente y el legislador decide que no más por cuestiones políticas. Nos llega una pregunta: ¿Puede el legislador común y corriente cambiar la Constitución para perjudicar a alguien, o solo puede cambiarla para darle mayores derechos de los que ya estaban dados? Resolvemos diciendo: el legislador (los diputados) de conformidad con el 195 y 196 de la Constitución, puede hacerle cambios a la Constitución para darle más derechos a la gente, pero no podrían llegar a restarles y decimos: si usted quería recortarle derechos a la gente, lo que tenía que hacer era convocar una constituyente para que el pueblo opinara si estaba de acuerdo y si era así que nombrara diputados constituyentes para hacer el cambio constitucional. En sencillo es simple y lo importante es que se le devolvió al pueblo algo que había perdido y le habían secuestrado los legisladores, pues la Constitución se ha modificado 50 veces y nunca le han preguntado al pueblo si estaba de acuerdo con ese cambio. Así que si quieren quitar derechos, debe consultar a todos, ese es el referéndum.

 

¿Y Óscar Arias?

- Es una circunstancia del hecho. Es alguien que estaba en el lugar apropiado, en el momento apropiado y aprovechó el momento y la coyuntura.

 

¿Qué casos le parecieron más interesantes?

- TLC, complicadísimo, porque el país se partió, la Sala también. Porque había presiones de muchos lados. En eso fui minoría, como lo he sido en muchísimos casos, ya me he acostumbrado a llevar palo. Pero fundamentalmente lo que me gusta es llegar a mi casa a mirar mis hijos a los ojos y en paz. De por sí uno siempre va a quedar mal con alguien, entonces... no joda. Por lo menos yo creo que uno tiene que quedar bien con su conciencia. Crucitas fue muy complicado, con este Fernando Cruz me decía molestando que a mí me iban a destituir primero, pero por la coyuntura no me pudieron decapitar, y es cierto en el fondo. Me tocó redactar un asunto en el que se eliminó la discriminación que existía en relación a los hijos fuera del matrimonio para otorgarles iguales derechos y para otorgarles la posibilidad de heredar. Igual en ambiente, en derecho a la salud, algo que me ha preocupado mucho. Temas de niñez y adolescencia, pero aquí hay tanto...

 

¿Ha tenido un caso ridículo?

- Sí claro, el caso de Lanier, que venía con un rechazo de plano. Un señor que trabajaba para una compañía multinacional, lo despiden con responsabilidad patronal. Me toca redactar para el rechazo de plano y empiezo a estudiarlo y veo que sí. Lo que estamos hablando aquí es otra cosa. Me acordé el caso de “Philadelphia”, el abogado que es gay y por eso lo despiden. A él lo despiden por tener cáncer. Determinamos que hubo caso de discriminación por salud. Lo reinstalamos y bueno, a las dos semanas él fallece, por lo menos se le logró conceder.

 

¿Hay cosas sencillas en la Sala IV?

- Algunas sí, y otras muy complejas. Podría decir que la sencillez y la complejidad depende de cómo lo veás. Uno dice esto es simple, pero al investigarlo tiene esta y esta otra vertiente y se vuelve muy complejo, además de que todo lo que nadie quiere tocar ni con una escoba nos lo mandan.

 

¿Cómo enfrenta este asunto de las reivindicaciones LGTB?

- Lo digo así sencillo: Voté en el 2006, en la primera sentencia que se cuestiona la unión, el matrimonio de personas del mismo sexo y lo declaramos sin lugar porque la Constitución dice que el matrimonio es entre hombre y mujer y no hay vuelta de hoja. Hasta que se vino un caso que se llama Atala Riffo contra Chile, que es un caso que resuelve la Corte Interamericana y que dice que los derechos de las personas del mismo sexo y la interdicción de la discriminación de esas personas está regulado en esta normativa internacional y se desprende de esta norma del Pacto de San José, a partir de ahí, una vez que la Corte Interamericana dicta el precedente, para mí es vinculante. Y de ahí en adelante comienzo a votar dándoles la razón. ¿Qué es lo que pasa con este caso? Que en los últimos tiempos ha habido casos muy complejos. Ministro de la Presidencia y otros, esto de la FIV que es un caso que tiene más miga de lo que la gente se pueda imaginar y tenemos tres a tres o cuatro a tres, la mayoría no otorga derechos. Nancy Hernández, Ernesto Jinesta y yo, declaramos y damos esto. Y como es un caso tan complejo, aunque haya una opción de respuesta, que son los proyectos, no necesariamente que haya un proyecto significa que se va a votar así. Este caso se ha hecho más visible porque el abogado ha estado haciendo más exposición pública. 

 

¿Qué ha sido la Sala IV para usted?

- Un lugar de realización personal. Esto me ha dado la oportunidad de decidir que va a significar para un montón de gente, en ayudar y para ayudar es darle la razón a la gente que la tiene.

 

¿Pudo quitarse el uniforme de magistrado en estos 20 años?

- A mi esposa que es de ascendencia española yo la vacilo diciendo que como son los españoles es la cruz y la cama. A mis hijos cuando se ponían mozotes de adolescentes les decía, usted es un corrientito, con suerte pero un corrientito, así que ubíquese. Y eso me permite que más bien el mínimo de las veces soy el magistrado y el 90% de las veces soy yo. El uniforme de magistrado me llega hasta viernes, el resto son jeans y camiseta y zapatos cómodos y me siento bien así. Esto es una parte de mi vida, pero no es mi vida.

 

¿Repetiría lo que hizo?

- Todo, no me arrepiento. He tratado de hacer todo lo que puedo hacer, intentar un poco los imposibles y ver hasta donde llegás.

 

¿Qué hacía sin uniforme de magistrado?

- Mi familia es importantísima. Me gusta hacer ejercicio, leer, la naturaleza muchísimo. Parea mí es increíblemente placentero ir a la playa o andar metido en la selva, dentro de lo que se puede meter uno a la selva. Me gusta mucho la naturaleza, disfruto mucho de mi familia, me gusta el deporte, así que lo canalizo mucho por ahí. Voy al gimnasio, pesas, yoga, y otros. Soy pésimo tico porque soy malísimo para el fútbol, tenía un familiar que jugaba en puta fútbol, el 'Gallego' Armijo, y mi abuelo creyó que yo era igual, me compró de todo, me llevó a la plaza y descubrió que nada que ver. Así que me quedó la frustración y me dediqué a jugar basquetbol.

 

¿Pero lo ve? 

- A la Selección sí la veo, en cuanto a equipos mi casa está dividida entre Saprissa y Alajuela, y yo soy del Puerto, para no joder mucho.

 

¿Qué le quisiera decir a quien viene a sentarse a su curul?

- (Suspira) Qué fregado... Me gustaría que él fuera un tipo de magistrado que él se imaginara que la gente deseara que lo fuera. Yo oí una vez una expresión de una magistrada alemana que decía, “el que se casa con el espíritu de los tiempos muy pronto queda viudo”, y esto en el fondo es que, muy simple, no solo tiene que aplicar el derecho, sino ver dónde está lo justo y resolver de conformidad. Y creo que con eso habría más que suficiente, pero si es muy complicado, porque la verdad las causas que se ven aquí son tan complejas y además somos siete, así que hay muchas posiciones diferentes, pero me gustaría ver a alguien honesto.

 

¿Un libro preferido que no sea de derecho?

- La Odisea, La Ilíada, pero la Biblia en especial, es la que más leo. 

 

¿Y ahora para qué se prepara?

- Estoy más bien listo parea dejarme llevar por lo que la vida me quiera presentar ahora. Me gusta enseñar y posiblemente vuelva. Dejar a que la vida me lleve, esta vez me voy a dejar llevar un poco más suave.

 

¿ Y doña Olga cómo está ahora?

- Diría que preocupada, porque dice, mejor estuviera en la Sala Constitucional (risas).

 

¿Nietos?

- No, yo estoy preparado para ser abuelo, pero mis hijos no...

 

¿Cambian las aficiones una vez que se retire?

- Tengo que reinventarme, es parte del proceso, es una nueva etapa y tengo que hacer nuevas cosas. Tengo oportunidad para hacer cosas que deseaba hacer y no tuve tiempo por estar aquí. 

 

¿Quién va extrañar más: la Sala al magistrado o el magistrado a la Sala?

- Creo que estamos en paz. 

 

 

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Sábado 17 Octubre, 2015

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