Costa Rica, el aguacate (y los proteccionismos equivocados)
La columna de Jaime Ordóñez
La historia del aguacate es así. Los productores costarricenses producen únicamente entre el 20% y el 25% de la totalidad del consumo nacional de esa deliciosa fruta (¡sí, es una fruta, aunque ello sorprenda a muchos!). Costa Rica consume cerca de 14.000 toneladas anuales de aguacate y produce únicamente alrededor de 3.000 de esas toneladas. En semanas pasadas, el MAG toma la decisión de decretar una medida fitosanitaria (por medio del Servicio Fitosanitario del Estado) para prohibir la importación de aguacates de México y Florida, aduciendo la existencia de un virus llamado “mancha del sol” (sun blotch). La prohibición de importaciones se extendió a varios otros mercados el 5 de junio. Como se sabe las medidas fitosanitarias en muchas ocasiones funcionan como proteccionismo encubierto. ¿Es este el caso? Parece que sí.
Existe una lista de cinco o seis importadores afectados (de los cuales no conozco a ninguno) y existe una lista de varios productores beneficiados (de los cuales no conozco tampoco a ninguno).
El aguacate no es mi mundo ni la esfera de mi trabajo, salvo como consumidor: me gusta en todas sus formas, como ensalada, como guacamole, en la sopa. Incluso el helado de aguacate, el cual una vez probé en Brasil.
Sin embargo, en esta historia del aguacate existe un gran perdedor: los consumidores. Es decir, nosotros, los ciudadanos. Veremos cómo escasea el producto y sube el precio. ¿Y los consumidores y los ciudadanos no deberían ser los beneficiarios últimos de cualquier sociedad? Mientras los productores han hecho bien su trabajo (en función de sus intereses y de su producción), los consumidores generalmente no tienen armas e instrumentos para ello. Los productores están organizados y los consumidores no.
Ahora bien, pongámonos serios. Veamos la probabilidad empírica. ¿Existe realmente un grave peligro fitosanitario? Mediante la medida del MAG, Costa Rica prohibió la importación de aguacates desde el 5 de mayo de 7 países (México, Australia, España, Ghana, Guatemala, Israel, Sudáfrica, Venezuela y Florida, EE.UU.). Parece imposible que, de repente, esa enfermedad de la “macha del sol” se esté dando en forma repentina en absolutamente todo el resto del mundo y no en Costa Rica. Parece imposible que no existe un aguacate limpio en todo el resto del planeta, salvo aquí. Con toda sinceridad, parece una rancia medida proteccionista (para defender el lobby de los productores locales) totalmente prediluviana y anacrónica, que hará subir el precio del producto, generará su escasez y ello no le sirve casi a nadie. Salvo a los productores endógenos.
Tengo el mejor concepto del ministro Felipe Arauz (me parece un gran profesional) e ignoro si él está realmente detrás de esta medida, o quién exactamente. Leo en la prensa que incluso existe una contradicción entre MAG y Comex en este punto. En muchas ocasiones desde esta columna hemos abogado por buscar políticas para fortalecer a los productores locales, y, sobre todo, resolver el grave problema de la compra y la intermediación. Ese el grave problema de Costa Rica: la compra monopolizada en 4 o 5 grandes consorcios. Pero la solución no es ésta del aguacate, sin duda. Una medida fitosanitaria que parece encubrir proteccionismo no-arancelario, con claro perjuicio a los consumidores. Una medida que nos hace retroceder como sociedad.
