Editorial
Para nadie es un secreto que en la presente administración las protestas y bloqueos en las calles se han vuelto la tónica de los distintos grupos sociales, todo con el fin de ser escuchados y de paso conseguir mediante la presión el objetivo que persiguen.
Quizás muchos han querido pensar que con la llegada del 2014 este fenómeno podría calmarse.
No obstante, si por la víspera se saca el día, durante este año la conflictividad podría continuar lo cual augura también un comienzo difícil para quien llegue a Zapote después del 8 de mayo.
Precisamente este comportamiento exige a los distintos actores políticos a desarrollar una agudeza para fortalecer el diálogo, medir bien los pasos a la hora de negociar y plantarse en ceder en aquello conveniente para el Estado costarricense.
Y más aún no decidir al calor de los clamores populares donde no siempre se lleva la razón de los argumentos.
Según datos del Estado de la Nación, las protestas se duplicaron del periodo de 1994 al 2011 cuando se registraban 35 por mes, en los últimos años el promedio ha sido de 68 movimientos sociales.
Esto debe llamar la atención de todos porque es evidente el desgaste del sistema político.
El fortalecimiento del activismo está llevando a desestabilizar la armonía social de los últimos años y si bien es cierto el pueblo tiene que levantarse cuando no está de acuerdo en algo.
Asimismo, considerarlo hacer por cualquier motivo alerta sobre un cambio que puede salirse del control en detrimento de la población y favorecimiento de algunos grupos.
Las protestas han tenido infinidad de temas desde asuntos de la seguridad social, salarios, pago de marchamos para motos, derechos de personas del mismo sexo, educación, plan fiscal, la ruta a San Ramón, porteadores, concesiones en los puertos de Limón y otras.
Las más recientemente anunciadas para los próximos días tocan sectores como la educación, los oreros de la Zona Sur y también a los arroceros, pero ellos abren el camino a otros grupos quienes tampoco tardarán en lanzarse a las calles.
Hoy en día Costa Rica enfrenta un proceso de cambio importante, es momento de que se visualice el camino que deseamos se escoja para encontrar soluciones a los problemas nacionales de una forma a la tica, con diálogo, visión de la realidad que enfrentamos (hasta donde podemos llegar a los acuerdos), y con mucha responsabilidad pues lo peor que nos puede pasar es convertirnos en un país socialmente inestable como le ha sucedido desgraciadamente a otras naciones en la región.
