A todos nos ha pasado alguna vez: llegamos a un comercio para adquirir un servicio, pero en el contrato aparece una cláusula que nos deja en completa indefensión en cuanto a las obligaciones.
La jurisprudencia recopila algunos ejemplos como el impedimento de romper el contrato ante un incumplimiento del vendedor, eximir la entrega de factura o garantía, el hecho de que el comerciante pueda variar a placer las condiciones en las cuales realiza el servicio, entre otros.
A estas cláusulas se les llama abusivas o leoninas y consisten en condiciones donde el consumidor o el usuario se encuentran en una situación desventajosa en relación con el comerciante.
Estas se encuentran principalmente en contratos de adhesión, que son aquellos en los cuáles el cliente no puede decidir nada de lo que está escrito en él, solo si acepta las condiciones que se establecen.
Solo en el 2023, la Comisión Nacional del Consumidor recibió 1.944 denuncias por problemas en cláusulas contractuales. Esta fue la tercera infracción posible en cantidad de quejas presentadas ante dicha instancia, después de problemas por garantía y hallazgos en inspecciones a comercios.
Una cláusula abusiva no implica que el resto del contrato también lo sea. Por lo tanto, la existencia de ella no anula la totalidad del contrato, sino que significa que dicha extensión no es aplicable.
PERIODISTA: Emmanuel Miranda Pérez
CRÉDITOS: Foto: Mauricio Aguilar
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Lunes 05 Agosto, 2024
HORA: 12:00 AM
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