Son pasadas las 11 a.m., el trasmallo se vuelve a empapar y solo sale con un par de botellas plásticas y pedazos de madera. Ya son varias veces las que Manuel Antonio Mendoza y su pareja tiran las redes al Golfo de Nicoya pero no han logrado sacar un solo pez.
Salieron a las 5 a.m., la faena no ha sido buena al igual que ayer, la de anteayer y la de toda la semana. Los únicos que acompañan al pescador y a su mujer son los pelícanos.
La historia de Mendoza y su compañera se repite en más de 1.400 pobladores del Golfo de Nicoya que salen al mar, corren sin suerte y viven a la mano de Dios. Con una mano delante y otra atrás, la mayoría se la juegan, sin recursos con aguas que no ayudan y el abandono de Casa Presidencial y las instituciones de Gobierno.
“Esta cuestión de la pesca está difícil, ¡vieras! A duras penas se saca lo del combustible y hay días como hoy donde no se saca mucho, otros que apenas uno medio sale, en un día bueno se sacan unos ¢10 mil o ¢15 mil. En el mejor que tuve saqué ¢30 mil, ¡pero esto está terrible hermanito!
Uno sale por necedad, ¿para dónde agarro? ¿Quién me va a dar brete a mí con 62 años?, aparte, ¿cuál brete? si aquí en las islas no hay nada. Yo vivo en Manzanillo y es lo mismo tampoco en Costa de Pájaros.
Uno es necio y le toca salir por necesidad y los pagos, pero aquí estamos críticos, ¡estamos olvidados! Sobrevivimos con lo que va saliendo, hay días donde salís y otros donde tenés que pensar que llevar a la casa porque nada de nada, muchos la vemos oscura”, dijo Mendoza a DIARIO EXTRA.
Este pescador recibe una pensión por ¢82 mil del Estado.
DESESPERACIÓN
La desesperación apremia y muchos en lugar de capturar productos del mar son arrastrados por el narcotráfico, algunos ya empezaron a vender marihuana y cocaína con un justificante: llevar comida a sus familias. El crimen organizado ya encalló en las rocosas playas del Golfo y los asesinatos son cada vez más comunes.
“Muchos ya dejaron de pescar, algunos vendieron sus pangas, sus redes y sus hijos no siguen en esto; ¿usted cree que un muchacho se va a meter a esto viendo que su tata después de 12 horas y bien vergueado y asoleado lleva ¢5.000 pesos a la casa? Ellos prefieren buscar algo que les sustente un poquito más, en el caso de nosotros, estamos hechos de estar aquí (sic) ¿Pa’ dónde vamos a coger?
La droga aquí está por todo lado, uno sabe que dentro de las islas y fuera está regada, ¡no hay hueco donde no se haya metido esa cochinada! A veces da susto tirarse al mar porque entra gente de otro lado y uno sabe en lo que andan, pero diay, ¿qué va a hacer uno?
¡Uno anda en cosas buenas!, y sé que a algunos compañeros se les acercan, los golpean, les roban los motores o lo medio poquito que andan. ¿Y los guardacostas?, ahí si no hacen nada, pero a uno andan viéndolo si anda con los permisos que da el Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura”, agregó.
Mendoza relató que semanas atrás una barcaza intervino a unos pescadores fueron amordazados y solo Dios sabe cómo se salvaron.
AGUINALDO EN MAYO
A todo lo anterior se debe sumar que por un trimestre del año (de mayo a julio), los pescadores deben guardar las redes por el periodo de veda.
En ese periodo muchos recurren al Gobierno para que les brinden un subsidio de ¢145.000 mensual; es la navidad de los pescadores, aun así, no les alcanza.
“Cuando son vedas, los que no tienen permiso no les dan nada, tienen que ver como se la juegan, nos sentimos abandonados. Fuimos al Instituto Mixto de Ayuda Social, pero es difícil. Se dijo que nos darían el Bono Proteger y aquí estamos esperando. He ido al Popular y al Nacional a preguntar, pero nada”, manifestó Práxedes Pérez, pescadora de la Isla de Chira.
Algunos permisionarios con licencia de pesca y ayudantes de pesca de la flota comercial de pequeña escala se la juegan no solo en la veda, sino con los trasmallos y las redes no permitidas para ver si pescan algo.
“La única fuente de trabajo es la pesca y cada día que pasa empeora. Los seguros para trabajar tienen un alto costo y son carísimos, ¢30 mil. Son muy injustos, porque hay días donde uno saca algo y la mayoría no saca nada, ¡todos los días hay que salir al mar a trabajar!
Cuando nos dan subsidio de veda es de ¢145.000, ¿quién puede vivir con eso? ¿Los diputados o el presidente pueden vivir con eso?, ¡no creo! Debe haber una reforma o algo para que el subsidio de veda sea más elevado, hay que pagar, luz, agua, teléfono y la plata no alcanza”, manifestó.
El sol cae por el oeste y los trasmallos vuelven a salir vacíos. Esta noche, Mendoza tendrá que ver cómo se las arregla para que él y su compañera puedan llevar algo a la mesa, mientras tanto la mayoría del país les da la espalda a las costas.
PERIODISTA: Aarón Chinchilla Carvajal
CRÉDITOS: Fotos: Mauricio Aguilar
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Lunes 02 Octubre, 2023
HORA: 12:00 AM